Ayer a la mañana un colectivero de la empresa Iselín, que daba la vuelta para regresar a Ciudad por calle Amapola de la Isla del río Diamante, fue abordado por un sujeto que portaba un arma tipo tumbera.
Tras sacarle los 200 pesos de la recaudación, salió corriendo, sin saber que otro chofer venía atrás.
En definitiva, el conductor lo interceptó y forcejeó con el ladrón para reducirlo; fue ahí cuando salieron de sus casas otras personas de distintas viviendas, defendiendo al malviviente, a tal punto que le arrojaron piedras a los choferes y los ómnibus, uno de los cuales se vio afectado con la rotura de una ventana.
El colofón de esta historia es que el delincuente se dió a la fuga gracias a sus cómplices.
Todo una paradoja, ya que en la actualidad los linchan en lugar de defenderlos.