Una estudiante de 25 años falleció el viernes de la semana pasada en la madrugada, y como pertenecía al alumnado de nivel superior de la escuela Normal (donde cursaba el profesorado de educación primaria) se decidió suspender el ciclo lectivo ese día.
Cinthia Diaz de Flores estaba embarazada de 8 meses, y debido a un cuadro de fiebre, vómitos y otros síntomas acudió el martes a la siesta a la guardia del Hospital Español, donde no pudieron practicarle una ecografía, pues -increíblemente- el servicio recién abre a las 17:00.
Fue así que terminó visitando a su ginecólogo en su consultorio, el Dr. Fabian Ferreyra, quien detectó que el feto ya no tenía signos vitales.
Debido a que Cinthia estaba muy descompensada, el médico decidió esperar hasta el miércoles a la mañana para sacarle el bebé, y es ahí cuando se le habría declarado a la paciente una septicemia.
Tras la operación para retirarle su hijo ya muerto, la estudiante tuvo una severa hemorragia que se prolongó hasta el mismo viernes a las 3:30, cuando dejó de existir en la sala de terapia intensiva del Español.
En medio del dolor, la familia de Cinthia apunta a Ferreyra por mala práxis, en cuanto a dejar pasar demasiado tiempo en operarla para quitarle la criatura de su vientre.