Sabido es que en la cárcel de encausados la droga entra con absoluta normalidad.
Cada vez es más ingeniosa la manera en que familiares y amigos de presos logran pasar estupefacientes.
Rara vez el personal penitenciario logra detectar estas sustancias entre los alimentos que les llevan a los reclusos; también se sospecha que algunos agentes hacen la «vista gorda».
En una requisa de rutina realizada el viernes, penitenciarios hallaron dos bolsitas con 10 gramos de marihuana camuflados dentro de un paquete de yerba, por lo que se labraron las actuaciones correspondientes.