Espiritualmente saludable es remontar en la memoria las evocaciones de la patria chica. Enorgullece y estimula un imaginario regreso al ayer para dialogar con aquellos hombres que llegaron a las generaciones del futuro, testimonios de años anteriores al nacimiento de San Rafael.
Enorme es el mérito del investigador histórico de la tierra donde vió la luz. Quienes llegaron a los orígenes del propio suelo, y escribieron en torno a la existencia de entonces, son acreedores del admirado y afectuoso recuerdo de nuestros contemporáneos.
¿Cuántos son los sanrafaelinos que saben quienes fueron los compradores de los inmensos campos y alfalfares pertenecientes al cacique Goyco? ¿Oyeron los nombres de aquel criollo llamado Nieto Guiñazú o de don Manuel López que allá por 1820 era comandante del Fuerte, dueño de un caballo con el que se entendía a las mil maravillas?
¿Conocen los pobladores del San Rafael actual, que Tomás Godoy Cruz donó a Genaro Segura el gran terreno donde hoy se asienta nuestra ciudad y sus aledaños?
Valga lo dicho para tributar al mas cálido y emotivo homenaje a los olvidados, a los que a semejanza del «Soldado Desconocido» perviven solo en pocos pobladores del Sur mendocino.
Ingrata y triste indiferencia hacia los ignorados fundadores, que solo vivieron en el agradecido grupo que arribó años mas tarde para edificar un pueblo y abrir surcos y canales de riego.
Abundante y pormenorizada información escrita exista sobre los principios y bases referidas al San Rafael anterior y posterior ala llamada
«Colonia Francesa» ¿Saben los escolares del colegio primario la acción heroica de los Defensores del Fuerte, y la participación de las denominadas «Fortineras?
¿Quiénes eran?
Cuando los milicianos partían hacia campo abierto para rechazar las embestidas de indios y de bandoleros, esas heroinas diestras en el dominio de las armas largas, al igual que el uso de los sables y lazos, eran mujeres convencidas que se jugaban por una causa donde se luchaba por el futuro. Numerosas eran madres de pequeños, y fácil es deducir lo que ello representaban en una guerra sin cuartel.
¿No es grande el agradecimiento que se les debe a los Marcó del Pont con sus libros de la
historia sanrafaelina, lo mismo que Juan Isidro Maza, o a los trabajos escritos de Sosa o don
Arnaldo Simón, y muchos otros?
Figuran allí la nómina de vecinos residentes en estos campos cerca del año 1850. Constan los nombres del comisario Dámaso Videla, Plácido Modón, José Manuel Toledano, Benito Barroso, Juan A. Rodriguez (comandante del fuerte) Domingo Almeyda, y gran cantidad de apellidos cercanos al millar. Es este solo un pequeño fragmento que figuran en nuestras bibliotecas, y es un deber conocer.
* Publicado en el suplemento «Historias, personajes y Leyendas de San Rafael», de SEMANARIO DEPARTAMENTAL.