Ante la serie de comentario críticos e insultos que recibimos los que hacemos HOY SAN RAFAEL cada vez que difundimos escraches viales y/o de malos comportamientos ciudadanos (en clara infracción a la ley, normativas en vigencia o convivencia vecinal), es que decidimos explicar por qué es tan importante la publicación de distintas notas, que para algunos de nuestros lectores pueden resultar carentes de interés, o de un excesivo sentido crítico.
1- Este diario digital no es de lectura obligatoria en las escuelas, por ende a quien no le guste que no lo lea. Es un servicio gratuito para toda la comunidad sanrafaelina, que es posible gracias al apoyo de nuestros auspiciantes.
2- Creemos que la sociedad debiera tener más gratitud para con un medio de comunicación que pretende mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Los «escraches» en si mismos no los publicamos en el afán de ejecutar una suerte de «justicia mediática», sino para advertir a la comunidad sobre las cosas que no hay que hacer, si es que pretende madurar socialmente.
3- Ante la recurrente pregunta de que si no existen noticias más importantes para publicar, les respondemos que abordamos todo tipo de temáticas (vasta con observar las secciones de nuestro diario), y a cada una de ellas le damos un espacio. E insistimos que no es lectura obligatoria cada una de las notas que aquí aparecen.
4- Entendemos que el único camino posible para convertirnos en una sociedad del primer mundo, ES EL RESPETO AL PROJIMO. Sin él es imposible que tengamos una buena calidad de vida.
Al mismo tiempo, creemos que los funcionarios públicos (políticos, docentes, policías, y judiciales) tienen una responsabilidad social mayor al resto de la comunidad, y que de ellos debe partir el ejemplo. La misma premisa para con los periodistas, quienes nos convertimos -aunque sin título colegiado- en referentes sociales, nos guste o no.
Por eso, si bien criticamos la acción de todos los sanrafaelinos que atentan contra las normas en vigencia, doblamos la apuesta cuando se trata de personas que tienen mayor exposición o responsabilidad pública por su trabajo.
A continuación, les regalamos las 10 características que diferencian a un lugar primer mundo contra los del tercero, como el nuestro.
Cuando los sanrafaelinos entiendan esto y lo apliquen, San Rafael se transformará en un lugar soñado para vivir.
Pero bueno, parece que hay muchos vecinos (entre ellos funcionarios de nuestra Municipalidad), que disfrutan de vivir en una Ciudad mugrienta, desordenada, repleta de basurales, donde los automovilistas hacen lo que quieren, infestada de trapitos, malvivientes, y donde la droga se consigue en cualquier kiosco de golosinas.
El ex Secretario de Obras Públicas, José López, no empezó a robar con los 10 millones de dólares que se lo vio tirando en el monasterio; habrá arrancado su accionar delictivo robando una lapicera de la municipalidad de Río Gallegos, allá por 1987.
Tampoco Leo Fariña comenzó su actividad «delictiva» comprando fincas con plata mal habida; sino copiándose en los exámenes del secundario.
En fin, los protagonistas de los grandes sucesos ligados a la corrupción empezaron su raid delictivo con infracciones o delitos pequeños, que son precisamente aquellos que hoy denunciamos en esta localidad del interior del interior del país.
PAISES RICOS Y POBRES
Casi todas las personas buscan la felicidad, desean ganar dinero y progresar, para sí mismos y sus familias.
Y así como hay personas pobres y personas ricas, hay países pobres y países ricos. Y vos te preguntarás ¿por qué existe esta diferencia?
La diferencia entre los países pobres y los ricos no es su antigüedad.
Queda demostrado con los casos de países como India y Egipto, que tienen mil años de antigüedad y son pobres. Al contrario, Australia y Nueva Zelanda, que hace poco más de 150 años eran desconocidos, hoy son, todavía, países desarrollados y ricos.
La diferencia entre países pobres y ricos, tampoco está en sus recursos naturales, pues Japón tiene un territorio muy pequeño y montañoso, malo para la agricultura y ganado. Sin embargo es una de las primeras potencias económicas del mundo. Su territorio es como una gran fábrica flotante que recibe materia prima de todo el mundo y los exporta transformados, acumulando su riqueza.
Por otro lado se encuentra Suiza; sin océanos, tiene una de las mayores flotas náuticas del mundo; no tiene cacao, pero sí el mejor chocolate del mundo; en sus pocos kilómetros cuadrados, cría ovejas y cultiva el suelo solo cuatro meses al año ya que el resto del tiempo es invierno; pero tiene los productos lácteos de mejor calidad de toda Europa. Igual que Japón, no tiene productos naturales, pero da y exporta servicios con calidad muy difícil de superar. Es un país pequeño que da una imagen de seguridad, orden y trabajo, que los convirtió en la “caja fuerte” del mundo.
Tampoco es la inteligencia de las personas la diferencia, como lo demuestran los estudiantes de países pobres (como el nuestro) que emigran a los países ricos y consiguen resultados académicos sobresalientes.
Otro ejemplo son los ejecutivos de países ricos que visitan nuestras fábricas, y al hablar con ellos nos damos cuenta que no hay diferencia intelectual.
Finalmente no podemos decir que la raza haga la diferencia, pues en los países centro-europeos o nórdicos vemos cómo los llamados “ociosos” de América Latina o de África, demuestran ser la fuerza productiva de esos países.
Entonces, ¿qué hace la diferencia entre los países ricos y los pobres?
LA ACTITUD DE LAS PERSONAS, Y SUS VALORES, HACEN LA DIFERENCIA
Al estudiar la conducta de las personas en los países ricos, se descubre que la mayor parte de la población cumple las siguientes reglas, cuyo orden puede ser discutido:
1. La moral como principio básico
2. El orden y la limpieza
3. La integridad
4. La puntualidad
5. La responsabilidad
6. El deseo de superación
7. El respeto a las leyes y reglamentos
8. El respeto por el derecho de los demás
9. La ética del trabajo
10. El esfuerzo personal
¿Necesitamos de más leyes? ¿No sería suficiente cumplir y hacer cumplir estas 10 simples reglas?
En los países pobres sólo una pequeña parte de la población sigue estas reglas en su vida diaria.
No somos pobres porque a nuestros países les falten riquezas naturales, o porque la naturaleza haya sido cruel con nosotros. Somos pobres por nuestra actitud, y por no cumplir estas premisas básicas del funcionamiento de una sociedad.