POR ALEJANDRO DELL´ORBO – Si erradican el árbol que se encuentra en la curva de la champagnera, seguramente no se acabará el oxígeno en San Rafael, y podremos seguir viviendo sin él.
También es posible que en un futuro deje de servir de parante de vehículos que se salen de la carretera, los cuales seguirán de largo y, en todo caso, darán contra el alambrado del terreno contiguo.
Resulta increíble ver y escuchar como mucha gente se la agarró con el árbol, tras el choque que protagonizaran cuatro jovenes en una camioneta Mitsubishi, y que le costara la vida a tres de ellos.
Si bien es cierto que es el único árbol que se encuentra en la curva de la champagnera, sobre ruta 143, no es menos cierto que nadie hubiese resultado herido si dicha curva hubiera sido tomada a una velocidad prudente. La camioneta no se hubiera salido del camino, y hoy esos chicos estarían durmiendo y comiendo en casa, con sus familias.
El criterio de erradicar el árbol nos lleva a pensar que también debiéramos tirar abajo las garitas de los ómnibus, las señales viales con sus respectivos parantes y los postes que sostienen las luminarias.
Desde ya que los defensores del medio ambiente se enojaron con quienes insultaban al árbol en cuestión, como si éste hubiera chocado a los jovenes, y no al revés, como finalmente ocurrió.
Uno de esos ecologistas enojado, se dirigió al árbol y escribió sobre el mismo: «YO NO TENGO LA CULPA».
Posiblemente el ejemplar sea erradicado por Vialidad Nacional, como si eso fuera la solución al problema de la falta de conciencia vial que tiene la gente a la hora de salir a conducir, en estado de ebriedad o totalmente sobrios.
Vale decir que quienes conducen mal no solo lo hacen cuando bebieron unas copas demás, sino todo el día… y todos los días.
Tal es así que la mayoría de los siniestros se producen por gente que no está alcoholizada, pero aún en ese estado de sobriedad no respeta el protocolo vial, que en caso de Mendoza rige a través de la ley 6082.
Es por eso que los «accidentes» tienen lugar a toda hora, no solo los fines de semana a la madrugada, como el caso de estos chicos.
La problemática vial nace en el exceso de confianza de los conductores, el desconocimiento de la ley, la falta de respeto al prójimo y el sentido de impunidad (yo hago lo que quiero) que generan la falta de controles y de castigos más importantes a los actuales para los infractores.
En definitiva, la culpa no la tiene el árbol, sino los irresponsables que se sientan frente a un volante.
BORRARON LA LEYENDA
Hoy sábado, en medio de la lluvia incesante, se presume un conocido de alguna de las víctimas, se paró al lado del árbol en cuestión y se puso a borrar la leyenda.