El sistema judicial y penitenciario de nuestro país es realmente cómico, ya que sus resoluciones despiertan risas, y también llantos.
Peligrosos delincuentes entran al penal tras cometer un delito, y salen a las pocas horas, gracias a la presentación de un escrito por parte de sus abogados.
Esperan en libertad el juicio, se los condena, pero continúan libres. Apelan, re-contra apelan, piden nulidades, y después de varios años se les confirma la sentencia, y ahí si deben ir presos.
Este último fue el caso de Jonathan Cruz (31), el homicida de Diego Mendieta, sólo que logró salir de la penitenciaría luego de estar tres meses y medio preso.
Ingresó a la cárcel el 4 de junio, y ayer en la mañana Cruz se despidió de la penitenciaría para cumplir la exigua pena de tres años de prisión efectiva, que le dio la Primera Cámara del Crimen en 2013, en la comodidad de su casa.
Así lo determinó el Juzgado de Ejecución Penal de Mendoza, tras analizar el pedido de los abogados defensores de Cruz, que no está enfermo ni tiene más de 70 años, dos de las condiciones para acceder a ese beneficio.
Recordemos que el homicida apeló la sentencia, y luego de casi tres años la Corte determinó que debía cumplir la pena impuesta por el Tribunal sanrafaelino, por lo que una comisión de la Unidad Investigativa fue a detenerlo mientras salía de un domicilio de Av. Balloffet. Pero duró apenas 108 días en Mitre y Pampa.
Seguramente, el espíritu de Diego Mendieta se estará revolcando en su propia tumba, preso de la indignación por este sistema penal que es una burla para las víctimas.