MATERIAL EXCLUSIVO DE HOY SAN RAFAEL – Verónica González (38) continúa detenida en la penitenciaría local. Se encuentra aislada de las otras mujeres del pabellón, y su estado físico y psicológico es por demás deplorable.
Recién esta semana uno de sus hermanos, un primo y su hija de 17 años pudieron visitarla, ya que no se lo permitieron anteriormente.
Sus diálogos son delirantes, debido no solo a su patología mental, sino a que se encuentra por demás dopada.
A su primo Mauricio le contó que la noche del homicidio cerró la puerta y se le nubló todo, y que más tarde tomó consciencia de si misma, estando ya toda ensangrentada.
LA CONFESION DEL CRIMEN
Hace aproximadamente un año que Verónica tiene una relación de pareja con Jorge, un sanrafaelino que trabaja en Buenos Aires, y que todos los meses viene al departamento y se queda unos días.
Ese martes 18 de octubre Jorge estaba en Buenos Aires, y en horas del mediodía recibió varios mensajes de voz de su novia, quien le confesó que se había mandado «una muy grande», y que «Bauti estaba muerto».
Los 5 audios que presentamos los grabó luego de pasar toda la noche con el cuerpo de Bautista.
Reconoce haber hablado con el psiquiatra, y que éste le dijo que «iba para allá», y que no llame a la policía.
Jorge al escucharla dio aviso a la policía, llamada que quedó registrada en el CEO.
PROBLEMAS PSIQUIATRICOS
Hacía varios meses que Verónica se encontraba en tratamiento, tanto psicológico como psiquiátrico.
Ella sentía que cada vez estaba peor, que ya no quería vivir, por lo que una semana antes fue a visitar al Dr. Mariano Rivas a su consultorio.
Según ella, le relató a sus allegados antes del crimen que le pidió que la internara, y que éste se negó, porque «iba a ser muy problemático el tema de la custodia de su hijo».
Verónica dijo que le llevó un papel al Dr. Rivas donde su psicólogo le recomendaba que la internara porque iba a hacer una locura, pero que el médico hizo caso omiso.
Su versión se contrapone con la del médico, que dijo a sus allegados que solamente la atendió dos veces, y que en virtud a lo que informaron los policías que la trataron no tomó la medicación por falta de dinero.
Esto deberá ser investigado por la Justicia, porque vale decir que la mujer desde los 12 años tiene intentos de suicidio, y que su hija había optado por irse a vivir con su papá, porque ya notaba que su madre estaba demente, a tal punto que la llamaba por otro nombre.
MAGIA NEGRA
Es imposible no abordar la pésima infancia y adolescencia que vivió Verónica, donde puede hallarse la clave a parte de sus problemas mentales.
Su padre se llamaba Emilio Gonzalez, y le decían «el Gitano»; pertenecía al Sindicato de Camioneros, y durante buena parte de su vida se dedicó al ocultismo y la magia negra.
Son cientos los testimonios de personas que dijeron haberse curado de distintas enfermedades con sus servicios, que prestaba en su casa de calle Beltran, en Pueblo Diamante
Sin embargo, detrás de su trato cordial con las personas se escondía una personalidad siniestra.
Verónica contó varias veces que fue abusada sexualmente por su padre hasta los 15 años, y que junto a su hermana mayor le pinchaba las manos para sacarle sangre, y ofrendársela al mismo diablo.
De hecho, el hombre tenía una estatua de 1,80 mts de la figura de un demonio en su propia casa.
Cuentan que en esa vivienda las puertas y ventanas se abrían y se cerraban solas, y que el Gitano falleció encadenado a su cama, ya que se transfiguraba violentamente.
En fin, algo de mito debe haber en su historia, pero buena parte de lo que se contaba de Emilio González seguramente fue verdad.
Cosechó una importante fortuna personal, que después heredó su primera hija, Adriana, quien se encuentra enfrentada judicialmente con sus otros hermanos.