Todo el mundo tiene el derecho a ganarse la vida en la medida de sus posibilidades, pero existen límites para ello, que no son ni más ni menos que el respeto a las reglamentaciones en vigencia.
Aquí vemos como una mujer que suele comercializar empanadas en el ingreso a uno de los puentes de la Isla del río Diamante, obstruye la banquina con un cartel y una conservadora.
Luego pasan las tragedias… Y no digan que no se los advertimos a las autoridades desde este mismo espacio…