El estacionamiento en doble fila, y el descaro en primera persona

Así de imbécil es la gente.
Son personas que ponen su comodidad, su confort, sus necesidades y sus antojos por encima de la ley y de las correctas normas sociales.
Ni siquiera tienen en cuenta que sus «caprichos» pueden producir una tragedia, y que dichas acciones le generan dolor de cabeza y retraso a otros vecinos.
Es obvio que esto pasa todo el tiempo en nuestra Ciudad, pero bueno, hoy nos concentraremos en dos casos que muestran el tremendo nivel de descaro, primero de una mujer, y después de un hombre.

COLEGIO DEL CARMEN
El martes 1 de agosto, en horas de la mañana, una mujer estacionó su Renault Clio (patente KVO 536) en doble fila, frente al Colegio del Carmen. Se bajó como si nada y regresó a los 15 minutos.

Como ya todos los demás autos que estaban correctamente estacionados se fueron (incluso el resto de los que aparcaron en doble fila), al regresar la mujer se encontró que su vehículo quedó parado en medio de la calle.
Pero la infractora, lejos de avergonzarse y acomodar el auto, se puso a charlar -también en medio de la calle- con otra persona, tal como apreciamos en la foto.

COLEGIO NORMAL
Situación parecida ocurrió el pasado 3 de agosto a las 5:45 de la tarde. Un hombre llegó a bordo de su Fiat Uno y lo estacionó en la primera cuadra de calle Barcala.
Con total y absoluto desparpajo, el conductor se bajó, cerró con llave la puerta y entró a un edificio de la zona.
Para colmo, ni las balizas dejó encendidas.

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