CUENTO DEL TÍO, PERO VÍA E-MAIL

Una mujer recibió un correo electrónico de una presunta empleada de la entidad bancaria donde suele operar.
En el mensaje le pedían la confirmación de una serie de datos, entre ellos claves de seguridad del homebanking.
La víctima, ingenuamente, se los confió, y más tarde se dio cuenta que el dinero que tenía en la caja de ahorro fue girado a otra cuenta.

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