Habría que hacerles un estudio psicológico exhaustivo a los conductores que estacionan así. No por el hecho de violar una normativa en vigencia, como la Ley 7722 (que es entendible en un país de corruptos e inescrupulosos como el nuestro), sino por el desprecio al otro, su conciudadano, vecino, hermano.
Pensar que el presunto «apuro» de uno es más importante que el derecho a transitar de los demás por donde corresponde (es decir, la vereda y la senda peatonal), debe encerrar una patología que debe tratarse, a fuerza de cultura y/o castigos ejemplares.
Observen este conductor, que dejó hoy a las 12:30 clavado su coche en la esquina de Buenos Aires y Day, bloqueando la rampa para discapacitados, por largo tiempo, a 100 metros de la Comisaría 32º.
Y mientras los controles viales brillan por su ausencia, la desfachatez también.