No imaginaba aquel joven ingeniero recién egresado de la universidad de París, mientras regresaba a su natal Saint Etienne, gran emporio industrial francés, el destino que le aguardaba. Corría el año 1862, y gradualmente se iban difundiendo en Europa las noticias entorno a las riquezas existentes en las vírgenes tierras de la República Argentina, país que recién comenzaba a desarrollarse, y cuyo presidente un talentoso abogado, escritor y militar, llamado Bartolomé Mitre, junto a otro genio y virtual padre de la educación, Domingo Faustino Sarmiento, auspiciaban la llegada al país de ciudadanos extranjeros de cualquier profesión, a quienes sólo se le requería buena voluntad y vocación de trabajo. Con su diploma y el temple característico de su precoz alma de pionero, abrazó a los suyos, y en una de las primeras berlinas que comenzaban
Históricas
Históricas: La impactante leyenda de El Nevado*
Los Incas y Araucanos daban al "Dios de Arriba" la figura de un gigantesco monstruo con un enorme ojo en la frente, que aparecía a espaldas de El Sosneado, y como si fuera un colosal reflector, enviaba hacia todas las tribus guerreras que combatían un poderoso haz de luz que cubría todo el sur, de lo que con los siglos se denominó territorio de San Rafael. Durante largo tiempo, mientras los indios luchaban, alumbraba el infernal espectáculo de la guerra, y luego, cuando ya los enemigos se habían aniquilado dejaba de brillar, y se escuchaba una voz ronca y potente: "Que ésta sea la última guerra fratricida. Os ordeno que vivais en paz". Dicen que "El Nevado", a raíz de la angustia y sufrimiento que le causaba el terrible espectáculo
Históricas: Daniel Córdoba, el primer óptico de San Rafael*
Arribó a la Colonia Francesa cuando se colocaban las bases fundamentales de San Rafael, y el flamante Club Social era la entidad que congregaba lo más selecto de la sociedad local. Daniel Córdoba, se llamaba un estudioso que arribó en el segundo viaje ferroviario que desde Mendoza y por la recién inaugurada línea de las Catitas finalizaba en la estación terminal de la población del sur. Esa noche, en el salón grande del citado club, usó de la palabra el recién llegado: "No quiero dirigirme a ustedes como un maestro, porque no lo soy... He cursado y obtenido el diploma de óptico, en torno al cual, y como profesión integrante de la física, no existe sobre ella un conocimiento cabal". La concurrencia juzgó favorablemente su facilidad de palabra y
Históricas: Conrado Atencio, aquél maestro*
Uno de los objetivos primordiales de quienes fundaron la colonia francesa, lo constituyó el deseo de que la población del futuro representara dentro del territorio sureño una real y efectiva fuente de educación. Tan solo hemos recordado, a grandes rasgos, un puñado de seres que animados por la fe y el desinterés material abrazaron la enseñanza. Imposible por extensa, sería la mención de los que en la ciudad cabecera departamental y en su vasta región fueron docentes en escuelas o colegios de pueblos menores y zonas semidesérticas o solitarias de la campaña. A tal número alcanza a quienes de la instrucción hicieron un verdadero apostolado, que orgulloso debe sentirse San Rafael tanto de la cuantía como de la inteligencia y condición humana
Históricas: Educadores Sanrafaelinos, Cándido Fajardo*
Cuidadoso en extremo y esmerado, tanto en su conducta como en sus procedimientos, era aquel profesor de geografía que a mediados del año cuarenta dejó grabadas en la adolescencia sanrafaelina sus clases, verdaderas exposiciones que manifestaban las partes principales de un todo. Señor profesor -le preguntó un día, tras las vacaciones, uno de sus noveles alumnos- ¿Cómo podría definirse exactamente la materia geografía? - Muy oportuna su pregunta -respondió el maestro, quién jamás tuteaba al alumnado, pues su personalidad giraba en torno de la circunspección fina y trato respetuoso- La geografía es una ciencia que describe la tierra, y se divide en varias ramas, existiendo tres de ellas principales: la física, política y económica. La primera refiere la configuración de la tierra
Históricas: Julio Quiroga Lemos, alias «El Zapatazo»*
- Señor -le dijo el recién llegado al propietario de un café de la Av. Mitre- me llamo Julio Quiroga Lemos y pertenezco a una vieja familia sanrafaelina. Soy un hombre amante de la música, y trabajo para un diario local. Portaba una prolijamente enfundada guitarra. - Bien -respondió el dueño- ¿qué es lo que desea usted? Y habló el visitante con voz segura y "bien puesta": - Señor: en el mundo no existen periódicos sin avisos publicitarios. Ningún organismo de prensa podría editarse sino fuera por las colaboraciones comerciales que cubren los costos de imprenta. Sorprendido ante la desenvoltura del hombre, y tras observarlo detenidamente, exclamó: - Dígame, ¿No es usted una persona a quien llaman "zapatazo"? - Así es. ¿Tiene eso algo de malo? Vaciló
Históricas: La llegada de las primeras máquinas agrícolas*
Discreto, mesurado y sensato era aquel viejo vecino del sur provincial, dotado de un espíritu de iniciativa no aparentado por su apariencia reflexiva. Agudo observador de la naturaleza regional e inquieto frente a la posibilidad de lograr medios para extraer del suelo sanrafaelino los frutos y bienes que advertía, realizó un largo viaje hasta la ciudad de Bahía Blanca, a cuyo puerto de aguas profundas arribaban enormes barcos mercantes que transportaban desde Inglaterra, maquinarias, herramientas y enseres de labranza, destinados todos al campo de la provincia de Buenos Aires y a los extensos llanos del litoral argentino. Don Eduardo Dalmaso ya tenía previsto traer al sur mendocino elementos mecánicos para el mundo rural de la región. Solía recordar un relato que
Históricas: Esplendor y ocaso de Rodolfo Iselín*
En 1884, siendo presidente de la República el general Julio A. Roca, llegó a San Rafael uno de los hombres en cuyo torno podría juzgarse que giró el comienzo de la vida y el desarrollo local. Pálido y ovalado su rostro, de gran estatura, avanzada calvicie y tupido bigote negro que sobresalía por ambos flancos, en su mirada se advertía fuerza y decisión; fue el talentoso y genial ingeniero Julio Balloffet quien animó a Iselín a invertir su cuantioso capital en la compra de tierras sitas en el sur de la argentina provincia de Mendoza. "Conozco San Rafael desde años atrás" -le dijo-. "Esta conversación que hoy sostenemos en Francia, significará para usted con el correr del tiempo algo que no olvidará.
Históricas: La primera iglesia de San Rafael*
¿Cómo era San Rafael en 1840? Aunque continuaba siendo una región desértica, mucho representaba la acción fortinera que -hasta donde alcanzaba- constituía un amparo para la desperdigada población. Un miliciano hombre, entendido en cuestiones guerreras que estaba por lo tanto muy a gusto en todo lo concerniente a he-párroco a cuya gestión se debió la finalización de la obra. Por esa fecha (1885) el recién llegado Rodolfo Iselín, junto a personas de predicamento en la naciente Colonia francesa, colocó las bases para la erección de un templo protestante en el gran domicilio del súbdito francés Pablo Matile, quién realizaba las funciones de pastor. La inmigración italiana, por entonces ya numerosa en la población y de profundas convicciones religiosas, mediante la eficaz ayuda de don
Históricas: Educadoras sanrafaelinas… María Dolores Henriquez de Bustos
No tenían los niños alcance para juzgar las cualidades íntimas, o la vida interior de la señora de Bustos, regente de un gran establecimiento educativo de San Rafael. Ignoraban que muy por encima de su cotidiana labor docente, se ocultaba una pasión literaria donde la filosofía, la reflexión y el amor por la composición poética -especialmente la que canta la vida pastoril- anidaban en su espíritu. Sus obras -que no fueron muchas fuera de su libro Meditaciones-, exaltaban el heroísmo, el temple, la perseverancia, el temple, el amor y las diversas manifestaciones del arte. Maestra, dentro del mayor grado jerárquico de la profesión, y poetisa de alma, se deleitaba ante la repetición de sonidos armónicos que conocemos con el nombre de cadencias, y