Décadas atrás, la Municipalidad de San Rafael levantó un pedestal frente a la estación ferroviaria para instalar un recuerdo del pasado, con el fin de perpetuar la visión de la primera locomotora que, a través del inmenso territorio sureño, arrastró los vagones en cuyas butacas viajaron los pasajeros del tren que el día 8 de noviembre de 1903 llegó a San Rafael. Las autoridades del Concejo Deliberante en pleno, presentes en aquel histórico arribo, propiciaron la idea de ir transmitiendo a los futuros presidentes comunales aquel proyecto. La pequeña máquina, fija para siempre en el lugar, constituiría el simbólico homenaje al "camino de hierro" cuyo punto terminal fue la colonia Francesa. Como dato informativo en torno a la evocación sanrafaelina, diremos que aquella
Históricas
Históricas: El Comandante José Antonio Salas
Muchas son las décadas transcurridas desde el arribo a San Rafael, del ilustre jefe del Ejército Nacional don José Antonio Salas.- Su imponente estampa -clásica en los militares de tiempos viejos- al tiempo que infundía respeto provocaba simpatía. Su chaquetilla azul impecable de botones dorados, armonizaba con el áureo de las charreteras e insignias jerárquicas apenas por debajo de su cuidadosamente ordenada y luenga barba, de igual matiz que su cabellera peinada al costado. Revelaba una personalidad que impresionó vivamente a los contados pobladores del descampado villorrio. - Señor comandante -le dijo a poco de su llegada Rodolfo Iselín (quien era ya opulento vecino y propietario de tierras donde había comenzado a establecer la cabecera del departamento), tengo entendido que piensa usted fundar
¡Los Pozos de las Animas!*
- ¡Cuidado amigo! ¡Cuidado!!!, dijo con todo lo que le alcanzaba la voz, don Francisco de Amigorena comandante general de la provincia de cuyo -al ver que un viejo puestero de la zona llamado "Pancho Sabio" descendía por un lugar cuando se estaba desmoronando una barranca-. Corría el año 1770, y una sensación de temor angustioso se apoderó de la numerosa partida de milicianos que acompañaban al valeroso don Francisco, a quién-según decían, quería mucho la indiada de la región. Alcanzó a salvarse "Don Pancho", pero de pronto aparecieron muy abajo y a lo lejos, dos enormes pozos de agua verde y cristalina que parecían, en su perfecta redondez, las órbitas de un monstruo, que asomaban al terminar las laderas montañosas cuyas
El paraje «Los Claveles»*
Este paraje ubicado en el límite de los distritos Cañada Seca y Rama Caída debe su nombre a las hijas de uno de los primeros habitantes de esa localidad. Según dicen, las niñas del colonizador eran tan bellas que las llamaban «Los Claveles», y en honor de las muchachas así se denominó al paraje (Artículo publicado en la colección “HISTORIAS, PERSONAJES Y LEYENDAS DE SAN RAFAEL” de SEMANARIO DEPARTAMENTAL).
El origen del nombre del paraje «Pobre Diablo»*
En el camino carretero de San Rafael a Rama Caída, existe un paraje que se llama Pobre Diablo, y el origen de su nombre (según lo contaba un viejo criollo del sur llamado don Justo Rojas), provenía de don Manuel López, al que llamaban "el Pobre Diablo". Don Justo Rojas y don Manuel López, alias el Pobre Diablo, habían servido como soldados a las órdenes del comandante Saturnino Torres, en el escuadrón llamado Los Choiqueros, y al terminar la campaña contra los indios, se dedicaron a las actividades de puesteros en la crianza de haciendas. Don Justo Rojas se estableció en el paraje llamado la Laguna de la Niña Encantada, en Malargue, con una majada de cabras y algunas vacas, mientras que
¿Cómo se llama el río?… ¿Latuel o Atuel?*
Atuel es el nombre de uno de los ríos más importantes de la provincia de Mendoza. Un documento de 1658, suscrito por el corregidor de Cuyo general don Melchor de Carvajal y Saravia, al referirse a su expedición realizada al sur mendocino, nombra al río con el nombre de Latuer, y no Atuel. Según algunos investigadores, la palabra indígena Atuel tiene por significado: "ruidos, lamentos o quejidos", semejándose éstos al arrastre de las piedras que produce la corriente en sus orígenes. También existe una leyenda que da cuenta que Atuel se llamaba un niño Indio que sobrevivió, junto a su madre y otros pobladores, a una expedición realizada por colonos, quienes mataron a los hombres de la tribu que respondían al cacique Talú.
Lastenia Suárez, la maestra de Cuadro Benegas
Dos educadores tenía la escuela "Territorio del Chaco" de Cuadro Benegas, cuyo alumnado estaba compuesto por niños hijos de chacareros y peones que vivían cerca de la bodega de Pedro Benegas y el establecimiento Industrial de don Arturo Blanco, cuyo gran edificio enfrentaba el colegio. Cuatro o cinco construcciones había en el poblado, incluyendo el destacamento policial contiguo al almacén de los hermanos Salomón y Elías Ayub, que surtía a los habitantes de la zona. Lastenia Suárez se llamaba quien oficiaba de directora, y Lucía -un familiar suyo- colaboraba tanto en la enseñanza de las primeras letras como para mantener el orden del par de aulas del colegio, que además de cocina, un patio de recreo y dos pequeños baños, tenía un
Piuquén, el indiecito de Los Molles*
En el corazón del valle de Los Molles, vivía un indio araucano noble, honrado y bondadoso, que siendo muy pequeño fue traído por su madre, milagrosamente salvada de la muerte por los invasores españoles que llegaron a Chile capitaneados por Pedro de Valdivia. Dócil, bueno y de gran corazón era aquel niño, quién adoraba a su madre, y por ella, desde su más tierna infancia, conocía la heroica historia de sus antepasados, fervientes defensores de la libertad. "Duro, muy duro fue niño mío, nuestro viaje a través de la montaña. Dormíamos en alguno de los refugios que solíamos encontrar, tapados con una manta que apenas tuvimos tiempo de recoger poco antes de huir". Por suerte, y luego de noventa días de marcha
El «Pititorra» y el Club Quiroga
Vivía décadas atrás, alejado del centro sanrafaelino, un hombre de mediana edad y reducida estatura, mucho más conocido por el apodo de "Pititorra" que por su nombre o apellido verdaderos. Aquel sobrenombre se debía a que era tan pequeño cuando nació, que hasta la propia "comadrona" exclamó apenas estuvo fuera del vientre materno: "Esta criatura parece una Pititorra", en alusión al diminuto pájaro, menor que un gorrión, cuyo género pareciera comenzar hoy a extinguirse. Había infinidad de aquellos minúsculos volátiles en el sur mendocino, y según los pobladores cercanos a los cerros, procedían de lugares altos de la región. No eran dañinos; y en sus cortos y rápidos desplazamientos lanzaban chillidos apenas audibles abriendo su alargado "piquito" de un marrón algo más
La bolsita de Javimar
Lucía es una nostálgica sanrafaelina que se encontró en calle San Lorenzo, entre Suipacha y Cnel. Campos, con la imagen de una bolsa llena de hojas colocada prolijamente entre la acequia y el cordón del frente de una casa; un ejemplo que debieran imitar el resto de los frentistas. Pero lo que más le llamó la atención a Lucía fue el logo de la bolsa que guardaba las hojas, de un afamado supermercado que ya hace más de 12 años cerró sus puertas para siempre. ¡Vale el recuerdo!!!