Atuel es el nombre de uno de los ríos más importantes de la provincia de Mendoza.
Un documento de 1658, suscrito por el corregidor de Cuyo general don Melchor de Carvajal y Saravia, al referirse a su expedición realizada al sur mendocino, nombra al río con el nombre de Latuer, y no Atuel.
Según algunos investigadores, la palabra indígena Atuel tiene por significado: «ruidos, lamentos o quejidos», semejándose éstos al arrastre de las piedras que produce la corriente en sus orígenes.
También existe una leyenda que da cuenta que Atuel se llamaba un niño Indio que sobrevivió, junto a su madre y otros pobladores, a una expedición realizada por colonos, quienes mataron a los hombres de la tribu que respondían al cacique Talú. La historia explica que su madre Clara, en medio de una intensa sequía, tomó al niño y se encaminó hacia las altas montañas, rogando a los dioses que enviasen agua para que los sobrevivientes de la tribu pudiesen salvarse. Pasaba el tiempo y nada ocurría, así que Clara decidió ofrendar su vida y la de su hijo a los dioses. Al momento de morir, cada uno dejó caer una lágrima, y de ellas brotó un caudaloso río que se abrió paso por la tierra reseca, hasta llegar a la aldea. El río trajo nuevamente la vida al lugar, y por las noches su corriente arrullaba a la aldea con un sonido especial, parecido al llanto de un niño. Todos comprendieron que esas aguas conservaban el espíritu del niño Atuel.
*Artículo perteneciente a la colección “Historias, Personajes y Leyendas Sanrafaelinas“, que publicó SEMANARIO DEPARTAMENTAL.