«Hace 47 años que vivo acá, y jamás vi algo así, pensé que este tipo de obras nunca nos iban a tocar».
La frase pertenece a Claudia, vecina del barrio El Molino quien -sin callarse nada- dice que «antes nos inundábamos, mi casa se inundaba todo el tiempo y el agua la teníamos que salir a buscar al canal; ahora estamos re bien».
Es que en las últimas décadas El Molino y Pobre Diablo fueron considerados dos de los barrios mas humildes del departamento, pero los tiempos fueron cambiando y junto a las necesidades llegó el progreso.
El Programa de Mejoramiento Barrial fue el comienzo de una transformación sustancial que empezó a mejorar la calidad de vida de las familias de ambas márgenes del río Diamante.
Con una inversión de 60 millones de pesos y un plazo de obra de 24 meses, el avance en la urbanización ya es una realidad.
Las obras de infraestructura urbana incluyen la ampliación de las redes de agua potable, electricidad, cloacas y gas natural, construcción de playones deportivos, espacios de usos múltiples (SUM) y jardines maternales.
Los trabajos en El Molino y Pobre Diablo tienen un importante avance de obra; los servicios básicos pasaron a formar parte de la vida cotidiana de los habitantes de estos ex asentamientos.
Los vecinos tienen muchas cosas para decir: Antonio de El Molino afirma que el lugar ha cambiado mucho, «por lo menos un 80 por ciento». Y desde Pobre Diablo, Alicia señala que la pone muy contenta que «nos vayan a entregar las escrituras de las casas que van a ser nuestras y nadie va a venir a decirnos que nos tenemos que ir o que no podemos estar acá».
Con toda una vida en este rincón de Rama Caída, Nilda deja constancia que para ella lo más importante son las cloacas y el salón de usos múltiples. «Acá hay muchos niños que no tienen otra cosa que hacer que jugar en la calle. A mi me gustan todos los cambios que veo», se sincera.
Las tareas que desarrollan las cuadrillas de obreros tienen que ver con la apertura de calles, construcción de veredas y acequias, ordenamiento de la línea municipal e instalación de las luminarias, para que ambas zonas se integren a la planificación urbana de San Rafael.
El Promeba es un programa que depende de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del Gobierno Nacional, con un aporte estratégico del municipio de San Rafael, que invierte en recurso humano y obras de infraestructura como el salón de usos múltiples, el jardín maternal de Pobre Diablo, la ampliación del jardín de El Molino, el cierre del Canal Marginal, la construcción de plazas, parques y playones deportivos, conexiones de cloacas y el saneamientos de pozos.
La inclusión urbana y social y la integración de ambas comunidades, se están haciendo realidad.