Un cura de nuestra congregación le negó el sacramento de la confesión a una mujer de 42 años porque «es una pecadora que vive en concubinato».
Laura hace poco se enteró que tiene cáncer en una pierna, situación que le hizo potenciar su fe en la iglesia católica.
Ayer martes asistió a la misa que se suele celebrar todos los días 27 (a las 20 horas), en el predio de la Virgen de la Isla del río Diamante; a cargo de la misma estuvo el «padre Marcelo», de la Parroquia Divino Niño.
Previamente, Laura participó de la tradicional caminata de un kilómetro, desde la ruta hasta el santuario, como una especie de «sacrificio» para la Virgen.
Tras el oficio religioso, la mujer intentó confesarse con el cura encargado del sacramento, el padre Alberto Iocco, pero salió llorando desconsoladamente del confesionario.
Es que Iacco no quiso confesarla porque «no es casada».
Al advertir el estado en que su hija estaba, Eduardo fue a reclamarle al sacerdote, quien le habría contestado: «No le tengo que dar ninguna explicación… y a los que viven en «pecado» (concubinato) no se los puede confesar».
Vale decir que Laura ni siquiera es parte de una familia ensamblada, pues vive en pareja con el papá de sus dos únicas hijas, muy pequeñas, por cierto; y que el momento vivido poco le ayuda para mantener el ánimo que se necesita para combatir una enfermedad tan terrible como un cáncer.
El padre Iocco es conocido por sus posturas extremistas, al punto que prohibía a las mujeres asistir a sus misas con polleras cortas y los brazos descubiertos (imagen ilustrativa).