Esta mañana ocurrió una situación nada feliz, y totalmente innecesaria, en el Pago Fácil ubicado en la segunda cuadra de calle Cte. Salas.
Una cliente hizo la fila, y cuando le tocó su turno le entregó una factura al dueño del local, quien le dio el ticket, no así el vuelto de los 10 pesos, porque alegó que no tenía, ya que el cobro es «con cambio justo».
Tras intercambiar algunas palabras con la mujer, que lo trató de maleducado por la rústica forma de hablar de este comerciante, entró en la discusión otra joven que estaba en la cola, quien le dijo que debía poner un cartel en la puerta que aclare que sólo cobra con el importe exacto.
En la pelea verbal también intervino la mujer del hombre, que atiende el kiosco, invitando a la joven a que vaya a pagar a otro lado.
En definitiva, la cliente se fue sin los 10 pesos, y el comerciante le avisó a la otra joven que no la iba a atender, y como ésta se negó a irse, el propietario del Pago Facil salió a la vereda para buscar un policía con el fin de que la saque.
Pasaron 5 minutos, y finalmente la muchacha se cansó de esperar y se retiró.
Acto seguido, el hombre reingresó a la propiedad y siguió atendiendo.
¿QUE DEBIO PASAR?
Si realmente la decisión de éste u otro comerciante es cobrar facturas sólo con el importe exacto, ya sea que se trate de una política permanente o provisoria (debido a que en ese momento no cuenta con cambio), se lo debe dar a conocer al cliente, a través de un cartel bien visible, o simplemente advirtiendo verbalmente al momento en que la gente comienza a hacer la fila.
Pero lo que molestó más a las clientes a las que hicimos alusión, no fue tanto la cuestión del vuelto, sino la manera prepotente de hablar de ese señor.