Esta tarde un taxista que transitaba por calle Avellaneda al norte, lejos de disminuir la marcha al llegar a la intersección de Corrientes, siguió de largo y embistió a un Fiat Uno que circulaba por Corrientes hacia el oeste.
Una vez más, otro «tachero» no respetó la derecha y se generó este siniestro vial que -por fortuna- sólo dejó unas chapas dobladas y otros daños materiales menores.
Pero más reprochable que la acción del taxista, fue la del hombre araña, que vio absolutamente toda la secuencia sin intervenir para evitar el impacto.
Tampoco ayudó a los conductores a correr sus vehículos tras el choque. Sólo se limitó a mirar, como cualquier persona normal.
Seguramente esto no ocurre con el Peter Parquer de Manhattan.