El ex senador Ernesto Sanz concedió una entrevista al diario Clarín, donde contestó distintas preguntas, realizando polémicas declaraciones.
– Hoy se cumple un año de la Convención de Gualguaychú en la que usted consiguió que la UCR acepte aliarse a Macri. ¿Qué expectativas de entones faltan por cumplirse?
-Fue una bisagra en la política de los últimos tiempos, porque significó animarse a romper con los cánones de que sólo se podía acordar con los que estaban más cerca. La Argentina necesitaba dos cosas: equilibrio del sistema político y alternancia institucional. Y con tres meses de este Gobierno, adquiere más vigencia que nunca, porque si uno se pone a pensar qué hubiera sucedido con la Argentina si había continuidad, puedo asegurar que estaríamos en rumbo de colisión.
– ¿Cree que el Presidente fue poco generoso con el radicalismo?
-El radicalismo es parte del Gobierno, lo siente propio. Eso no se mide por cantidad, si tenés más o menos ministros, sino por la intensidad. Hoy más que nunca, en el ámbito parlamentario, donde se están desarrollando los debates más importantes, no por casualidad los presidentes de los dos interbloque son radicales. Hay que ver qué pensaba Macri antes de Gualeguaychú. El creía en mí, pero no en el partido.
– ¿Por qué no le da espacios a la UCR en las decisiones políticas?
– Hay una mesa de seis que se reúne todos los martes en la Casa Rosada. Pero además Macri tuvo gestos con los tres gobernadores radicales. A Morales lo bancó en la patriada más grande, como la que tuvo con Milagro Sala. Aún con los embates que hay de adentro y de afuera, y los consejos que le daban en el Gobierno para que se corra.
-¿Por eso el Papa estaba tan serio?
– Por eso no, pero si tiene relación con eso está equivocado el Papa. Milagro Sala no es una presa política, es una delincuente común.
– ¿Es cuestión de imagen o el Gobierno beneficia más a los sectores más acomodados?
– Ninguna medida es para favorecer un sector para perjudicar a otro. El programa de Cambiemos se está cumpliendo. El primer gran objetivo es sanear la economía. El segundo, recomponer la institucionalidad: el Congreso está funcionando. Tenemos un federalismo de concertación y en cuarto lugar, la inserción en el mundo. Esa es la brocha gruesa. Ahora hay cosas de la implementación en que uno a veces está de acuerdo y a veces no.
– ¿En qué no estuvo de acuerdo?
– En materia de comunicación, para mí hay que ser más duros con los empresarios que no han entendido el rol que tienen en la hora. En lugar de ayudar a combatir la inflación, aprovechan el río revuelto con remarcaciones. En el rubro alimentos hay quienes no están a la altura de las circunstancias.
– ¿Cómo se les ponen límites, hablando o con medidas?
– Creo que algunos empresarios argentinos se merecen un Moreno. Es tanta la bronca que generan que me sale decir eso. No les basta con pedirles, hay que hacerles caer todo el peso de la ley. Lo que pasa es que este es un Gobierno que no puede hacer la de (Guillermo) Moreno, que era de prepo, tiene que actuar con la ley. Por eso me parece bien que funcione la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
– ¿Hubo demasiadas concesiones al peronismo por la necesidad de votos en el Congreso?
– El Gobierno actúa de buena fe y con una amplitud que no se había visto nunca. Vocacionalmente está dispuesto al diálogo, no por la debilidad de no tener mayoría. Lo que pasa que de la vereda de enfrente no todos actúan igual.
– ¿A Macri jugó a dividir el PJ?
-La división provino de la falta de conducción en el peronismo. Tienen un debate interno sobre cuál de todas sus fracciones le va a dar la tónica. Algunos están dispuestos al acuerdo, que no es contubernio. Otros están en el jueguito, me le acerco, me retiro, en una suerte de telenovela venezolana para sacar algún rédito. Y tenés de los otros, que gracias a Dios son minoritarios, que quieren que explote todo. Lo veo con detenimiento, porque el peronismo es imprescindible para la Argentina que viene.
– ¿Massa está en ese jueguito?
– La buena fe del Gobierno fue que pagó al contado para cobrar en cuotas. Y puso la pelota del campo de Massa. Si tiene la misma buena fe, la relación va a seguir bárbara.
– ¿Hubo improvisación en temas como la Corte o los fondos para la Ciudad, que debieron corregir?
– La transición fue corta y a las trompadas. Hay un período de aprendizaje, con errores lógicos. Destaco la capacidad de corrección.
– ¿Qué debe suceder para que vuelva a la política activa?
– Estoy feliz así. Recuperé tiempo para mi familia y mi estudio de abogado. Cambié ser importante por ser útil. Y le soy útil a Macri.