Todas las transacciones comerciales, ya sea de bienes o servicios, deben ser respaldadas por un ticket o factura (electrónica o manual).
El consumidor no tiene que pedirla, es el comerciante quien debe entregarla directamente.
Esta «avivada» propia del argentino, de «negrear» sus ventas, suele salirle bien en San rafael, porque las inspecciones de Rentas y AFIP no son recurrentes, excepto a ciertos lugares, donde siempre «caen».
Si bien en el pensamiento del profesional o el vendedor está flotando la permanente idea que el Estado gasta mal el dinero, eso no debe ser excusa para no declarar sus ingresos reales.
«Como el Estado me cagó tanto, le devuelvo la gentileza», dicen entredientes.
SAN RAFAEL Y LAS FACTURAS
Hay muchos, pero muchísimos comercios que entregan facturas, sin embargo hay muchos más que omiten su obligación fiscal, y solamente las dan cuando el consumidor se las exige.
Si hablamos de profesionales, LOS MEDICOS SON LOS PRIMEROS EN EVADIR; y a nivel servicios LOS PRESTADORES TURISTICOS son, sin lugar a dudas, los más tramposos.
Una bajada de raffting cuesta unos $200 pesos por persona; un almuerzo para dos $500; ir de excursión, unos $300 por cabeza; la noche de alojamiento no baja de $1000, pero -de todos estos lugares- ¿quién le dio un ticket al turista?, pues nadie, si es que pagó en efectivo.
La imagen que vemos a continuación no solo tiene que ver con la evasión de impuestos, sino también con lo «trucho» que son los dueños de ciertos emprendimientos gastronómicos, que ni una hojita impresa por computadora dan como a modo de factura.
Esta «factura» la entregaron en una conocida parrilla de Av. Dean Funes.
Pero no son los únicos desprolijos, ya que la mayoría de los restaurantes «top» del bulevar hacen lo mismo.