A Raúl Guerra (PJ) se le terminó la licencia que había pedido, y se presentó ayer en la legislatura.
A la hora de la sesión ordinaria, se sentó en su banca como si nada hubiera pasado… como si su mujer Marcela Montero nunca lo hubiera denunciado de haberla golpeado salvajemente, hace poco más de un mes.
Si bien tres semanas después Montero se desdijo ante las cámaras de televisión, y en un evidente estado de «empastillamiento», la denuncia no se puede levantar, por tanto el fiscal Alejandro Celeste continúa con la investigación.
Los periodistas acreditados en la legislatura, intentaron hablar con Guerra, quien se negó, y dijo que espera que la justicia le dicte el sobreseimiento.
Por lo pronto uno de los 10 diputados que representan el 4to. distrito electoral sigue en su cargo, pese a la denuncia de golpeador que tiene en su contra.