Franco cambio de vida experimentó el despoblado San Rafael cuando se produjo la llegada del Regimiento de Caballería de Línea.
Sensiblemente decaída estaba la moral de los castigados pobladores, tan expuestos a los ataques indios como a las frecuentes pérdidas de sus plantaciones debidas a las inclemencias del tiempo.
Providencial y feliz resultó tan solo la presencia de aquellos soldados y oficiales bien montados que exhibían vestimentas nunca vistas.
Por otra parte, y eso era fundamental, la imponente expresión de energía y señorío del jefe del batallón, Coronel Ignacio Segovia, la apostura del mayor Amaro Catalán, y la bien dispuesta formación de las tropas, constituían por partes iguales tanto amparo para la familia, como perspectivas de progreso para la región.
Gran número de sanrafaelinos comenzaron la crianza de ganado, favorecidos por los excelentes campos de pasto, y en la zona principiaron las siembras de trigo, alfalfa, y granos diversos.
Las viviendas típicas de la época que se hallaban lejos del fuerte protector, se construían como una suerte de fortalezas en cuya parte superior erigían una torre de observación levantada con maderas del lugar, y en el palenque, durante las 24 horas del día, un caballo, reemplazado transcurrido un tiempo prudencial, permanecía atado, si alguna inesperada llegada indígena obligaba a la urgente salida del jinete, que marchaba rumbo al fortín en busca de auxilio.
Constante era la vigilancia desde el torreón hacia los cuatro puntos cardinales, tratando de advertir señales de humo, polvaredas o indicios de la proximidad de algún malón.
No es necesario abundar en detalles que pongan de relieve los tiempos que se vivían, pero si es un deber, señalar los comienzos de la «Patria Chica».
San Rafael es un símbolo, y como expresamos en el prólogo del presente trabajo, su nacimiento determinó un sentido de la vida, una sensibilidad, y un entrañable espíritu de hermandad, fielmente reflejado en lo que gradualmente fue estructurando y consolidando el alma y la esencia de la familia.
Se conocía, por otra parte, la personalidad del Comandante Salas, jefe de la Guarnición, cuyas condiciones militares y probada honorabilidad, provocaban la simpatía de los pobladores de la Colonia Francesa, en plena etapa de su desarrollo.
* Publicado en el suplemento «Historias, Personajes y Leyendas de san Rafael», de SEMANARIO DEPARTAMENTAL.