En 1884, siendo presidente de la República el general Julio A. Roca, llegó a San Rafael uno de los hombres en cuyo torno podría juzgarse que giró el comienzo de la vida y el desarrollo local.
Pálido y ovalado su rostro, de gran estatura, avanzada calvicie y tupido bigote negro que sobresalía por ambos flancos, en su mirada se advertía fuerza y decisión; fue el talentoso y genial ingeniero Julio Balloffet quien animó a Iselín a invertir su cuantioso capital en la compra de tierras sitas en el sur de la argentina provincia de Mendoza.
«Conozco San Rafael desde años atrás» -le dijo-. «Esta conversación que hoy sostenemos en Francia, significará para usted con el correr del tiempo algo que no olvidará. Yo volveré allí próximamente -añadió-, para radicarme definitivamente».
Este diálogo que tuvo lugar en la capital de Francia antes de promediar la década de 1880, señaló el destino de un hombre cuyo arribo a la lejana y sureña región de Mendoza determinó la paulatina y fundamental transformación de aquella gran zona cuyana.
Tan sagaz como intuitivo para lograr influencias en niveles oficiales y conquistar adeptos en la pequeña y diseminada población, obtuvo lo deseado: establecer una colonia que fuera cabecera del departamento de San Rafael.
Iselín y su esposa (dama de una acaudalada familia inglesa) fueron durante largos años auténticos representantes sociales y culturales del poblado. Su imponente mansión del canal Cañada de El Cerrito constituyó el obligado lugar de cita de las principales familias sanrafaelinas.
Mientras tanto, la colonia progresaba a pasos agigantados, merced a la compra de nuevas tierras y lotes que dieron lugar a un crecimiento vecinal jamás imaginado.
Donó Iselín parcelas para el asentamiento de organismos y entidades diversas, entre ellos el edificio comunal, la oficina de correos, la sede policial, la escuela y la bien trazada plaza, fuera de la delineación de calles, avenidas, etc.
El Bulevar Iselín, así llamado en homenaje a quien cedió el terreno para el emplazamiento de la municipalidad, ya comenzaba a perpetuar el apellido del ilustre francés el terreno para el emplazamiento de la municipalidad, ya comenzaba a perpetuar el apellido del ilustre francés, quien logró inversiones de compatriotas suyos como el barón Tuyssy, monsieur Crocqueter, y los ex parisinos Grivel, Cornú, y D’ Hunt, entre otros.
Visionario nato, convenció a empresarios sajones en torno al estudio de posibilidades brindadas por la villa 25 de Mayo y la suya propia, en relación con la extensión de los rieles ferroviarios hasta la citada población, lo que no prosperó debido a la larga serie de inconvenientes provocados por la imposibilidad de erigir puentes aéreos en tierras inconsistentes.
No cesó aquel hombre en sus proyectos, y al comenzar 1900 realizó viajes a Buenos Aires, regresando con una documentación que concretaba quizá uno de sus máximos ideales; la línea ferroviaria a San Rafael cuya inauguración era inminente, finalizaría en tierras suyas. Significaba aquello la culminación de un sueño. El de una zona floreciente enteramente de su propiedad dentro de la cual se ubicaba la estación terminal del tren.
Prolongado fue su trajín. Al separase de su esposa unió su vida al de una mujer un par de décadas menor que él, y a partir de entonces la sociedad sanrafaelina comenzó a desairarlo. Las habladurías de quienes fueran sus amistades resultaron condenatorias en sumo grado. Decayó física y espiritualmente; malvendió sus pertenencias y regresó a Francia tras muchos años de permanencia en el San Rafael que nunca olvidó.
Rodolfo Iselín nació en El Havre, ciudad y puerto legendario del canal de La Mancha, donde desemboca el Sena, río que en su paso por París la divide en dos y tiene en sus riberas infinidad de puestos de flores, en uno de los cuales, el ex millonario trabajaba como vendedor.
Murió en 1930, sin familia y abandonado. No lo olvidan los pobladores de San Rafael, que de sobra conocen lo que significó la figura de aquel luchador infatigable, fundador de la vieja Colonia Francesa, primitiva denominación del centro urbano de la ciudad.
* Artículo publicado en el suplemento «Historias, Personajes y Leyendas de San Rafael», de SEMANARIO DEPARTAMENTAL.