Hace unos meses publicamos la imagen de este indigente agachado, defecando en medio de una vereda casi céntrica, a la vista de decenas de personas que pasaban por el lugar.
La «noticia» despertó críticas de los lectores, pero no hacia el hombre, sino a nuestro medio por no comprender su situación psicológica.
Ahora volvemos a mencionar a este individuo, el cual anoche se recostó en uno de los bancos de la sala de guardia pediátrica del Htal. Schestakow, y comenzó a masturbarse, por debajo de la ropa, frente a los menores y sus padres que acudieron al nosocomio por una urgencia.
La fotografía la tomó una mamá indignada, quien advirtió al personal del hospital sobre el hecho, pero recibió como respuesta que «nada podían hacer».
Los policías del destacamento ya se cansaron de sacarlo, pero el hombre vuelve una y otra vez, luego de insultar a los efectivos.
No menos preocupante es el hedor que emana (ya que suele orinarse encima), que ya ha hecho descomponer a varias criaturas y mayores.
Evidentemente el sujeto, que está en condición de calle, tiene serios trastornos mentales, por lo cual no puede vivir en sociedad, por lo que necesita urgente la contención del Estado, que debiera gestionar su internación en un psiquiátrico. Es que a diferencia de otros indigentes, éste no quiere pernoctar en el hogar de calle Lavalle, pues allí los obligan a bañarse y les prohíben tomar alcohol.