En San Rafael no hay conciencia sobre el legítimo uso del espacio público, ni tampoco organismos que controlen con seriedad.
Un caso más que llamativo se produce casi a diario en la plaza de Cardonato al 1000, frente a una metalúrgica que funciona bajo la denominación de Salafia.
La empresa utiliza la plaza como una extensión de su taller. Arman mesones con caballetes y los empleados se ponen a pintar y soldar en el espacio público. Y para peor cruzan un cable que transporta 220 voltios por la misma calle, tal como se aprecia en la fotografía.
Los vecinos nos refirieron varias veces que no pueden pasar por la vereda de la plaza por el olor a pintura sintética, que muchas veces queda fijada en los baldosones de la vereda, como así también segmentos de metales.
Sabemos del esfuerzo que deben hacer hoy las empresas para pagar sus sueldos, impuestos, servicios y proveedores, pero eso no les da derecho a ocupar y contaminar el espacio público.