El caso de Emiliano Flores (19) es un claro ejemplo de la «puerta giratoria» que termina siendo el sistema con los delincuentes.
Ya perdimos la cuenta de todas las veces que publicamos sus nuevas fechorías. No es nuestra intención darle prensa, sino que el lector entienda que el trabajo de la policía es inútil en la mayoría de las aprehensiones.
Flores, que se hizo famoso por ser el dueño del pitbull que dejó atado y con bozal a los rayos del sol frente al hotel You, volvió a caer ayer.
En esta ocasión, su víctima fue Ariel Gorri, quien estacionó su Peugueot 207 frente a la bodega Jean Rivier, de Av. Hto. Yrigoyen 2385. En un determinado momento, el joven delincuente de 19 años, le rompió una de las ventanas traseras para hacerse de una mochila azul.
Gorri fue alertado del hecho por lo que salió de la propiedad en que estaba trabajando y salió en persecución de Flores, que arrojó lo robado en la huía, y retomó calle Suter, donde tiene domicilio.
Por la calle se lo puede reconocer porque cuelga un Rosario fuera de la ropa. Es evidente que no tiene ni idea de lo que significa ese símbolo religioso.