Un detenido de 30 años protagonizó un episodio tan raro como repugnante en Malargüe.
Antonio Arenas, detenido por violencia de generó, defecó dentro del calabozo y luego se comió las heces.
La fiscal, Andrea Lorente, informó que el involucrado fue privado de su libertad por golpear a su pareja. Además, tiene 3 condenas previas por el mismo delito, la última fue en el 2017.
Para sorpresa de los policías, mientras Arenas permanecía alojado en un calabozo de la Comisaría 24, defecó dentro de la habitación y posteriormente se comió sus propias heces.
Lorente explicó que por esta conducta se le realizó un examen psicológico, el cual arrojó como resultado que el involucrado es una persona que representa un riesgo grave para terceros, por lo cual esta mañana fue trasladado a la penitenciaría de San Rafael.