Las escasas nevadas en lo que va del año preocupan a los especialistas, ya que complican la situación hídrica de Mendoza.
Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica de Irrigación, en diálogo con medios locales afirmó: «Dependemos 100% de la nieve para todos los usos del agua, toda la planificación, nuestra vida depende de la cantidad de nieve que cae en invierno. No estamos empezando la temporada de riego con los embalses llenos. Hay que ajustar mucho los usos, las distintas épocas en las que entregás el agua para poder llegar a cubrir lo mejor posible la demanda. Las precipitaciones han sido bajas. En casi ninguna estación llegamos a la mitad de la nieve que tendríamos que tener en esta época, aunque todavía falta el mes más nevador, que es todo agosto».
«La situación es muy preocupante porque estamos muy por debajo de los valores históricos. La vida en Mendoza depende de la nieve, pero con seguridad no vamos a llegar a un año medio ni mucho menos (en relación a los niveles). Encima, tenemos en la mayoría de las cuencas una seguidilla de más de 10 años de caudales bajos, solamente Potrerillos está a un nivel razonable para esta época. Las Leñas tiene nieve porque en el Sur hubo más precipitaciones», comentó Villodas.
«El año pasado Irrigación organizó una reunión importante de meteorólogos y todos coincidieron en que esta sequía que estamos teniendo está dentro de lo que todavía se denomina variabilidad climática, que de por si son cíclicas o sea que debería serlo, pero lo cierto es que lo prolongado de la sequía hace que todo esto se piense más en ciertos niveles de variabilidad climática que es una constante o se tiende a esta situación. La realidad es que se había dicho hace varios años lo que iba a ser el cambio climático dentro de 30 o 40 años que es lo que se está produciendo ahora, o sea, a eso vamos a llegar como normalidad, lo cierto es que ya llevamos 10/12 años de la misma situación entonces hace pensar que en cierto nivel está cambiando varios valores de nieve, de caudales y de la disponibilidad de recursos con los que podemos contar», sostuvo el ingeniero. «Lo que hace pensar que esto es parte del cambio climático», remarcó.
«El uso poblacional depende de Aysam y el resto de los usos depende de irrigación. Se está trabajando mucho, hace 2 o 3 años en varios cambios de metodologías de usos del agua, fundamentalmente agrícola, se está tratando que el uso mejore respecto la eficiencia, nuevos sistemas de riego, nuevas formas de distribución del agua, también en lo que es intrafinca, como aplica el agricultor el agua en los cultivos, varios trabajos y acciones desde distintos lugares», resaltó el funcionario.
«Este año se han hecho obras por más de $280 millones con financiamiento propio de Irrigación, y se están haciendo trabajos tanto de impermeabilización de canales como de obras de distribución, todo lo que son sistemas de comparto de medición de caudales que tienen una componente importante en lo que es el manejo eficiente del agua, o sea, hay cambios en estructuras de obras y también en la parte denominado no estructural, es decir cultura, formas de hacer la cosas en gestión», finalizó Villodas.