La hermana Guadalupe, una misionera argentina en Siria, habla sobre la situación en este devastado país tras la difusión de la foto de Aylan Kurdi, el niño sirio muerto en una playa en Turquía, escapando de la guerra.
La hermana que creció en San Luis, pero que se ordenó en el Instituto del Verbo Encarnado en san Rafael, lleva 18 años en Oriente Medio, y los últimos cuatro los pasó en la ciudad siria de Aleppo, donde la guerra castiga sin piedad a sus habitantes.
“La amenaza es permanente porque la guerra es en plena ciudad; disparan al azar, no respetan nada, ni escuelas, ni hospitales, ni iglesias”, dijo a Clarín con voz suave, llena de pena, en una entrevista meses atrás.
Entrevistada por TN, esta misionera tuvo severas palabras para describir la realidad en Siria, que sufre una guerra civil desde hace cuatro años.
«Somo testigos de todo esto que está pasando, estamos desde antes que se desate la guerra, y podemos juzgar mejor el cuadro», dice.
«Hay varios factores que provocan conflicto. Y son siempre los mismos: intereses eonómicos y políticos que no tienen que ver con el bien del pueblo», explica. Y sigue: «Por como vivía la gentes antes de la guerra, el pueblo no necesitaba esta revolución».
Para esta religiosa llena de coraje, «en Siria se vivía muy bien, no tenía deuda externa, es un país con riquezas naturales. Estas guerras ¿son realmente guerras que empiezan por problemas reales o son una excusa para la venta ilegal de armas? Esta guerra no surgió en la calle».