POR ALEJANDRO DELL ORBO* – Cristina Fernandez viuda de Kirchner realmente se debe creer todas las mentiras que enuncia para poder decirlas con tanta convicción en un púlpito; o bien es una excelente actriz, seguramente asesorada por Andrea del Boca, Pablo Echarri y otros tantos artistas chupamedias de su gestión, ya sea por real convicción o porque hicieron muy buenos negocios con el Estado durante esta «década kagada».
El último jueves, increíblemente, Cristina exhortó al futuro presidente electo a no deshacer los logros de estos 12 años de gestión, porque costaron -incluso- la vida de la persona que más amó junto a sus hijos, expresó la presidente en un fingido intento de llanto.
En fin, pretende que se profundice su modelo, que está lejos de ser Ivan de Pineda o el Ken de Barbie, más bien es uno petiso, desgarbado, gordito, chueco y algo visco.
Pero dirigiéndome ahora directamente a mi empleada, la señora Fernandez, le pregunto: ¿Qué modelo pretende que se profundice?
¿El modelo por el cual hay 8 millones de argentinos que cobran planes sociales porque no hay fuentes de trabajo genuinas?
¿El modelo que deja entre 10 y 12 personas muertas a diario en asaltos por ocasión de robo?
¿El modelo que nos presenta rutas y calles destruidas?
¿El modelo del despilfarro de nuestros impuestos? ¿Cómo el que vimos el otro día, con un show de aviones privados para la asunción de Mansur en Tucuman, o el que propone llevar los diarios a Calafate en el Tango 02 para que usted pueda leerlos bien temprano?
¿El modelo del piquete, donde un grupo de personas le joden la vida a medio mundo, en pos de dar a conocer un reclamo, ante la mirada indiferente del Estado?
¿El modelo de una inflación del 35% anual, una de las cinco más altas del mundo?
¿El modelo de las grandilocuentes relaciones internacionales con los gobiernos de Cuba y Venezuela, que no nos dejan ningún beneficio económico?
¿El modelo de decirnos a los argentinos que tenemos menos pobreza que Alemania?
¿El modelo que permite el ingreso de narcos y drogas que están destruyendo los cerebros de nuestros pibes?
¿El modelo de tener un vicepresidente triplemente procesado y que tiene como domicilio legal un médano?
¿El modelo de la patota de Guillermo Moreno, las piñas de Luis Delia y la efedrina de Anibal «la morsa» Fernandez?
¿El modelo que insulta a los periodistas y jueces por hacer bien su trabajo?
¿El modelo donde un fiscal Federal aparece muerto a 24 horas de denunciarla por el delito de encubrimiento?
¿El modelo que transformó la Casa Rosada en una grada de cancha de fútbol, con la participación especial de los «pibes para la liberación»?
¿El modelo que imprime cientos de millones de pesos por día para tapar los agujeros del gasto público?
¿El modelo de las eternas cadenas nacionales destinadas a su grupo de fans?
¿El modelo de haber poblado la Argentina de motochorros y bandas colombianas narco?
¿El modelo de mentir los índices de inflación, pobreza y desocupación?
¿El modelo de tener que llamar tres veces antes de lograr una comunicación telefónica?
¿El modelo de las mega mineras a cielo abierto que nos contaminan el agua y no tributan impuestos?
¿El modelo donde se queman urnas y se compran votos a cambio de un lavarropas o cien pesos?
¿El modelo que saturó el mercado interno de distintos alimentos porque la exportación no es negocio por el bajo precio del dólar oficial?
¿El modelo que hace 4 años guardaba 45 mil millones de dólares de reservas en el Banco Central, y que ahora tiene apenas un 10% de ese dinero?
¿El modelo donde miles de argentinos se inundan cuando caen dos gotas en la Pcia. de Buenos Aires?
¿El modelo que prometió un polo audiovisual en la Isla de Marchi, la limpieza del riachuelo y la puesta a punto del tren bala?
¿El modelo de los «sueldazos» docentes, que sólo trabajan 4 horas por día y tienen tres meses de vacaciones? (según sus propias palabras).
¿El modelo que espía comunicadores, artistas y políticos opositores?
¿El modelo de los trenes que chocan y del déficit de un millón de dólares por día en la Aerolínea del Estado?
¿El modelo de los «Sueños Compartidos» de Sergio Schoklender y Hebe de Bonafini, que se quedaron con varias docenas de millones de pesos?
¿El modelo de los corruptos Ricardo Jaime y Felisa Micheli, que fueron condenados por la Justicia, y de otros tantos cuyas causas judiciales aún están en trámite?
Esto más que un modelo de buen gobierno, es un modelo de afano, corrupción, desmanejos financieros, arrogancia, soberbia y agresión a los que piensan diferente, o -mejor dicho- a quienes piensan.
Yo quiero un cambio, sea Macri, D’Onofrio, Amigacho o el pato Donald; cualquiera hará un mejor gobierno que el suyo, excepto un Chirolita, si es que se entiende la metáfora.
* Periodista de Semanario Departamental, Hoy San Rafael y Radio 10.