El jueves pasado, en horas de la tarde, Mauro llevaba a su hermano en silla de ruedas por Av. Balloffet, pero a la altura de Capdeville tuvo que bajar a la calle para poder seguir camino, ya que un desaprensivo e insensible vecino colocó su camioneta bien pegada contra su negocio.
Quizás fue por miedo a una manga de piedras que nunca cayó, o simplemente porque decidió no dejar pasar a nadie por el frente de su propiedad.
Metros antes había otra camioneta estacionada en la acera, pero dejaba al menos un metro para la silla de ruedas cruzara.
En fin, para pasar Mauro debió descender el cordón de la vereda, transitar unos metros en contramano por la avenida, y volver a subir a la vereda.