A fines de abril un incendio destruyó la vivienda de Javier Refort (37), ubicada en calle Barcala 2351 de nuestra Ciudad.
Nada pudo salvar de las llamas, que se iniciaron por un cortocircuito, y mientras Javier no estaba en su casa de dos plantas, como tampoco su mujer y sus cuatro hijos, de entre 5 a 18 años.
Muebles, electrodomésticos, ropa, calzados, zapatillas, una moto y hasta los documentos de toda su familia; todo perdió el hombre, de profesión camionero.
Por varios medios de comunicación pidió ayuda, y logró sobradamente su cometido, ya que le llegó en «toneladas».
Camas, heladeras, juegos de sillas, cocinas, prendas de vestir de todo tipo, sábanas, acolchados, etc., etc., fueron algunas de las donaciones recibidas, muchas de las cuales después ofreció a la venta en revistas digitales de clasificados.
Su actitud fue tremendamente reprochada, incluso por quienes le llevaron parte de esas donaciones.
Se entiende que el dinero de las ventas de esos bienes donados lo está destinando a la reconstrucción de su casa, pero igualmente provocó el enojo de buena parte de los vecinos que fueron solidarios con él.
Pero acaso lo que más indignó fue que pedía un perro raza caniche, ya sea regalado o a cambio de algunas de las cosas que le dieron.
La excusa es que una mascota de dicha raza se le murió en el incendio, y que su hijo la extrañaba mucho.
DEBATE
Muchos se preguntan: ¿Está bien, por ejemplo, que haya aceptado donaciones de varias cocinas, cuando solamente se utiliza una?
En fin, un tema que despertó indignación, polémica y comprensión, y que nuestros lectores nos hicieron saber a través de distintos mensajes.