Julieta Silva no hizo uso del derecho a su última palabra antes de la sentencia, y el Tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta las 14:30 cuando se proceda a la lectura del fallo.
Quien sí pidió el uso de la palabra fue el abogado querellante, Tíndaro Fernandez, quien a su vez le cedió la oratoria a la madre de Genaro Fortunato, quien se dirigió a Julieta mirándola a sus ojos diciéndole:
«Le pido a Dios que le de paz a tu alma, porque destrozaste dos familias», para finalmente preguntarle «¿por qué lo hiciste?»
Ante el planteamiento, la imputada se puso a llorar de una forma desconsolada, y tuvo que retirarse de la sala, previa autorización del Tribunal. Sin embargo, a su vuelta, no contestó al reclamo de la mamá de Genaro.