Sobre padres impedidos de ver a sus hijos y falsas denuncias

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En San Rafael son innumerables los casos en que niños no pueden ver a sus padres, impedidos del contacto por vía judicial, y luego que sus madres hicieran denuncias falsas contra los hombres, desde violencia psicológica hasta abuso sexual.
Y mientras la Justicia investiga la veracidad de dichas acusaciones, esos menores se ven impedidos de ver a sus progenitores, y viceversa, procesos que pueden tardar años.

PELÍCULA «PROHIBIDA»
En su última edición, el diario Clarín cuenta sobre la existencia de un documental, que relata las peripecias de hombres impedidos de contacto, y que sufrieron falsas denuncias de sus mujeres despechadas. A continuación, el artículo completo:
«Un punto de vista olvidado: el de los padres. Ése es el argumento del documental de cine “Borrando a Papá” que aborda el padecimiento de los padres cuando se interrumpe el vínculo con sus hijos en el marco de divorcios conflictivos que se dirimen en la Justicia.
El documental, que recibió un subsidio del INCAA y cuyo estreno -según sus realizadores- estaba previsto para el 28 de agosto, ya fue objetado por organizaciones que defienden la igualdad de género. Lo calificaron de “peligroso” y solicitaron al Instituto que deje de financiar con dinero estatal su difusión.
“Borrando a Papá”, que Clarín vio en forma exclusiva, relata las secuelas de cinco historias judicializadas que dejan en evidencia una trama kafkiana en oficinas de la justicia, repleta de obstáculos y prejuicios, en el que los padres van perdiendo contacto con sus hijos durante varios meses o años, o quizá para siempre.
Un daño que -según el documental y algunos especialistas- la Justicia de familia suele olvidar y que ven como una “violación a los derechos humanos del niño” (ver “ Lo único…”).
“Uno supone que en un litigio de familia, la Justicia va a ayudar a calmar las aguas, va a revincular a la familia para que, aún separada, pueda seguir funcionando. Pero hay una “industria” que quiere prolongar el conflicto, y así se inicia un proceso que no es rápido ni gratuito, en el que se obstruye innecesariamente el vínculo entre padres e hijos”, dice una de las directoras, Ginger Gentile, neoyorquina, cineasta e historiadora, que encaró el documental por una motivación personal: un conflicto familiar judicializado la separó de su padre durante seis años.
Su coequipier en la tarea, que les demandó cuatro años de producción hasta el corte final, es la documentalista porteña Sandra Fernández Ferriera.
“Hay una mirada sesgada hacia el hombre apenas ingresa al Juzgado, aunque sea para arreglar un régimen de visita. Ya la mirada que tiene el secretario o el juez sobre él es muy diferente a la que tiene sobre la mujer. Y en un divorcio conflictivo, tanto el hombre como la mujer pueden ser violentos o no, aunque la primera sospecha es sobre el hombre, es la presencia más peligrosa. Además, hoy que hay matrimonio igualitario, hombres que se ocupan de sus hijos, es prehistórico decir que mamá es mejor que papá para criar un hijo”, sostiene.
“Borrando a Papá” recorrió el camino habitual de los proyectos que llegan al INCAA en busca de un crédito. En el 2010 se objetó el tratamiento, considerado “demasiado televisivo”. Finalmente, tras la continuidad de la investigación y la reelaboración del material, el ente oficial lo aprobó y cedió un aporte de 200 mil pesos, la vía económica de menor costo.
Sin presentar objeciones a su contenido, el INCAA la declaró “apto para todo público” y le anticipó a la productora que la proyectaría en sus salas el 28 de agosto.
Sin embargo, después de las presiones de ONG en las redes sociales, el Instituto cinematográfico puso la película en suspenso. Ayer, la Asociación de Documentalistas Argentinos (DOCA) emitió un comunicado en el que repudian el “pedido de censura” contra el documental.
Además trascendió que como el film critica el accionar de oficinas públicas que luchan contra la violencia familiar habrían existido presiones oficiales para que no se difunda.
Clarín intentó una respuesta del INCAA y no la obtuvo. Dos productores de cine y documentales aclararon que no es obligación del INCAA dar salas de cine para la proyección de películas que ha subsidiado y que un productor que obtiene un subsidio para un documental cumple con su parte al entregar al Instituto una copia para que la pueda difundir en el canal Encuentro o INCAATV. Hasta el cierre de esta nota no aseguraba la cesión de una sala para la proyección.
Aunque no vieron “Borrando a Papá”, distintas organizaciones lo objetaron al conocer su contenido. “La difusión de este documental implicaría un grave y lamentable retroceso en los esfuerzos hechos por toda la sociedad para evitar que los agresores se presenten como víctimas de sus propios delitos”, se lee en el comunicado apoyado por varias ONG que piden firmas de apoyo para un petitorio. Para sostenerlo afirman que “Uno de cada cinco niños es abusado antes de los 16 años y en el 80% de los casos por un familiar directo”.
La polémica, que incluyó acusaciones personales, que se dirime en redes sociales, refleja una discusión sobre los lazos familiares conflictivos después de una separación y que tiene como eje los derechos de los niños.
“ En ningún momento pedimos censura. Planteamos el repudio hacia el documental y hacia el INCAA que, con fondos públicos, financió este documental que es una visión sesgada y peligrosa de la temática ”, aclara María Beatriz Müller, directora de la ONG “Salud Activa”, uno de los grupos que movilizó la protesta. “Lo que hay detrás de este film son grupos que esconden a abusadores o violentos que atraen a padres que tienen un problema de verdad”, explica la psicóloga y agrega: “Nosotros no estamos hablando que sólo los hombres hacen esto. También hay mujeres abusadoras. Lo que pasa es que al presentar la situación sólo del lado del hombre se está forzado los argumentos y es lo peligroso de este tipo de difusión. Y ante una duda de un abuso -señala-, un adulto puede reparar el tiempo que no ve a su hijo. Pero no se repara el daño hecho a un menor por permanecer con su abusador”. Otra de las críticas es la psicóloga Liliana Hendel, que aparece en el film y además lo vio: “La mayoría de los padres que no pueden ver a sus hijos es porque están denunciados. Ellos tendrán que demostrar que la denuncia es falsa”. La polémica está abierta».

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