Hace dos años Hernán Emilio Quiroga (20) cursaba el 4to año del Colegio Redentor, pero fue expulsado por robar el celular de un compañero.
Lejos de mejorar su conducta, siguió robando.
Al menos dos veces fue sorprendido tras ingresar a la Escuela Iselín en la noche y saquear el quiosco del establecimiento.
La segunda vez que lo «engancharon», lo mandaron a la cárcel. Y esta semana, a través de un arreglo entre fiscal Javier Giaroli y el abogado defensor de Quiroga, se decidió darle un año de prisión efectiva.
Para la defensa es un muy buen trato, ya que en un juicio podría haber recibido una condena mayor; y para Giaroli también fue un buen acuerdo, porque así evita (para el bien de la población) que un tribunal lo condene hasta a tres años de prisión, pero en suspenso, lo que equivale que terminaría nuevamente en la calle.
Vale decir que antes de la modificación del Código de Procedimiento Penal, impulsada por el gobernador Alfredo Cornejo, este tipo de delitos no llevaban a los delincuentes a la cárcel