Hace más de una década existe una parada policial diurna en la esquina de Rivadavia y Espejo, entre los barrios Docente y Olivos del Fundador.
El efectivo que el viernes a la siesta se encontraba en servicio en dicha intersección, tuvo que enfrentarse a tres adolescentes de 16 años que se le abalanzaron para quitarle el arma reglamentaria.
A fuerza de puntapies y trompadas quisieron doblegar al uniformado, quien se bancó la embestida y logró pedir refuerzos.
Varias unidades llegaron al unísono y detuvieron a los adolescentes, quienes se resistieron a la medida, e incluso rompieron a patadas parte del móvil que los trasladó a la Comisaría del Menor.
Una vez en la dependencia, continuaron con su actitud rebelde, a tal punto que casi destruyen el calabozo, al tiempo que amenazaron y agredieron a los policías que participaron del procedimiento.
Horas más tarde llegaron los padres de estos PELIGROSOS DELINCUENTES, quienes se los llevaron a su casa por orden del magistrado en turno.