El sábado en la mañana, Martín Pallares (37) y un amigo apellidado Castro, decidieron ir a pescar al paraje La Junta, donde confluyen los ríos Atuel y Salado.
Allí pasaron la tarde, al margen del Atuel, hasta que a las 17:30 Castro se despega por un momento de su amigo, para buscar carnada.
Media hora después, al regresar donde estaban pescando, observa los equipos, pero no ve a Martín.
En principio él comenzó a buscarlo, hasta que llegada la noche dio aviso a la policía, donde informó también que su compañero era epiléptico.
Con las limitaciones del caso, debido a la oscuridad, varios policías y familiares del joven lo buscaron intensamente, pero no fue hasta el día siguiente en que hallaron el cadáver de Martín.
Estaba flotando sobre el agua, en un remanso, a metros de donde había dejado su caña de pescar.
Todo parece indicar que tuvo un ataque de epilepsia que lo llevó a caerse al río, donde falleció de asfixia por inmersión.