Un joven conocido por el nombre de Marcos, que se encuentra en condiciones de marginalidad, acudió a la casa parroquial ubicada en Corrientes y 3 de Febrero, con el objetivo de solicitar un plato de comida, como haría en forma habitual.
No lo hizo solo, sino con una mujer, a quien mandó a pedir la porción de alimentos.
Tras recibir una vianda de tallarines se fue, pero se apersonó nuevamente a la casa parroquial, diciendo a los gritos que la comida se encontraba en mal estado, por lo que amenazó con romper los vidrios.
Acto seguido se volvió a ir, pero minutos después regresó y comenzó a arrojar piedras contra las ventanas del comedor, destruyendo uno de los cristales.
Según la información que pudo aportar uno de los damnificados, el sujeto viviría en las inmediaciones de Pueyrredon e Yrigoyen, mide 1,60 de altura, cabellos oscuros, tez morena, y ojos marrones (foto ilustrativa).