La fecha de inicio de la obra de puesta en valor fue el 23 de abril de 2015. El proyecto de intervención del Fuerte de San Rafael propone la apertura espacial de la plaza –antigua plaza de armas del Fuerte– para vincularla con la Villa 25 de Mayo. Incluyó también tareas de ordenamiento y limpieza de la forestación, reubicación de objetos (cañones, imágenes, placas y monolitos) y trabajos de arqueología histórica.
Rodrigo Reza, inspector técnico de la obra, comentó: “En principio, se hizo un gran trabajo arqueológico para que nada perdiera su valor. Sobre las ruinas se trabajó mucho en el destape de los solados, los cuales están intactos. Se ha dejado solamente una porción, para que la gente los pueda ver por un sendero guiado”.
“Se hicieron ampliaciones de obras y varias placitas, que se conectaron con piedra triturada; un plaquetario institucional donde está el mástil de la Bandera de la plaza, donde estaba la gruta de la Virgen y el ingreso principal. La obra tiene también un informador turístico, con baño para discapacitados”, detalló Reza.
También indicó que hay 20 luminarias en el adicional de obra y 50 en la básica, de LED y bajo consumo, “para darle seguridad a la plaza”.
Su historia
El fuerte se encuentra emplazado en la rivera norte del río Diamante. Es uno de los pocos testimonios de construcción de este tipo de la zona. Cuenta con elementos originales y otros de intervenciones de distintas épocas. Según excavaciones arqueológicas, se pudo determinar que en ese lugar existieron asentamientos prehispánicos de más de 3.000 años de antigüedad.
El “Fortín”, nombre con el que se conocía al Fuerte antiguamente, fue el lugar de fundación del departamento de San Rafael.
HISTORIA DEL FUERTE
“El 2 de abril de 1805, un grupo de habitantes de la Villa 25 de Mayo, encabezados por la cacica María Josefa Roco, viajaron a Buenos Aires y le solicitaron al virrey Sobremonte que construyese un fuerte en la zona de 25 de Mayo”, explicó Angélica Flora Simón, vicedirectora del Museo Histórico Cultural Narciso Sosa Morales, de la Villa.
Simón indicó que lo que motivó el pedido al virrey, en aquel entonces, fue la necesidad de contar con un mecanismo de defensa que permitiera detener el avance de vándalos. Así, fue fundado en 1805, como parte de la planificación de la llamada “conquista del desierto”. Sus ruinas constituyen uno de los pocos testimonios que restan de este tipo de construcciones. “Fue el último fuerte que se fundó bajo el gobierno español”, señaló la vicedirectora.
“En la Villa había una escuela, que un principio estuvo a cargo de Narciso Sosa Morales, que era un maestro que trabajaba en la zona”, expresó Simón. Fue Narciso Morales quien comenzó a darle fuerza a la idea de instalar un museo en el Fuerte y de convertir el lugar en patrimonio histórico para los sanrafaelinos. “El maestro comenzó con un grupo de alumnos a buscar reliquias, restos fósiles y todo rastro de los primeros pobladores y de los indios que habían quedado enterrados con el paso de los años. Narciso siempre trató de inculcarles a los niños el amor por el pasado y además de la conservación de este pueblo”, contó Simón.
Con el correr de los años, Narciso Morales se fue a vivir a Córdoba, pero uno de sus discípulos, Héctor Calderón, estaba decidió a cumplir con el sueño de su maestro. “Fue Calderón, 20 años atrás, quien fundó el museo, donó el edificio donde funciona, le puso el nombre Museo Histórico Cultural Narciso Sosa Morales, en honor a su mentor y creó la asociación que hoy se encarga de proteger este lugar”, detalló Simón.
El Fuerte, que visitan alrededor de 2.000 personas por año, llevaba dos décadas esperando la remodelación. “Es algo inesperado para nosotros. Han habido proyectos demasiado costosos para llevarlos a cabo, pero este es un proyecto muy lindo que va a estar al alcance de la gente”, subrayó Simón.