Terminal de ómnibus: Despidos, cierre de locales y cajero roto

La terminal de ómnibus que se inauguró a fines de 2011 reunía todas las condiciones para ser un emblema de progreso del departamento. Sin embargo, su administración hace agua por todos lados.
Eso lo demuestra la gran cantidad de locales disponibles que tiene, al que se sumó esta semana el espacio que ocupaba una panadería, cuyo propietario debió desocuparlo.

Ayer estaban desalojando la panadería, ubicada al lado del puesto de revistas.

El achique de las boleterías también demuestra lo costosos que son los alquileres. Empresas de ómnibus que supieron ocupar dos o tres locales, terminaron achicados en uno, furiosos sus dueños con el canon que deben de pagar.
Es más, existe una firma de transporte de pasajeros que directamente alquiló un local frente a la terminal, en Gral. Paz, para abaratar costos.

SIN CAJERO
Hace poco más de un año el Banco Macro instaló un cajero Banelco dentro del predio, y si bien pocas veces contaba con dinero (al parecer lo recargaban de vez en cuando), solía ser una «salvación» para los turistas que llegaban a San Rafael y necesitaban con urgencia efectivo.
Dicho cajero hace más de tres meses que se encuentra sin funcionar.
En cuanto a la confitería el servicio es media estrella. Nunca creció el lugar como restaurante o confitería (ni mozo tiene), siendo apenas un café con una oferta muy poco generosa en cuanto a cantidad y calidad de productos a la venta. Todo un desperdicio, al punto que dos de las persianas las bajaron hace meses para no volverlas a levantar.

DESPIDOS
En los últimos días se registraron al menos dos despidos por parte de la empresa, cuyo concesionario es Néstor Otero, ya condenado a un año y seis meses de prisión por haber pagado coimas al ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime.
La firma alega que el negocio no es del todo rentable, sin embargo a la luz de las investigaciones que hizo una comisión de concejales, la empresa gana mucho dinero todos los meses, producto del cobro de alquiler de locales y boleterías, como así también el «toque de dársena» de los micros.
En fin, una pena… pudiera ser un lugar mucho mejor.

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