La «viveza criolla» y los abusos que permiten las inefables leyes laborales están más vigentes que nunca en nuestro país.
Un ejemplo de ello es lo que pasaremos a contar, y que tiene como protagonista a una empleada pública, su padre de 90 años, y la mujer que cuidaba del abuelo.
Esta última señora, de 43 años, comenzó a faltar a su trabajo, en la casa del anciano, donde se desempeñaba desde el mes de abril.
Concretamente hizo abandono de trabajo el 15 de agosto pasado, por lo cual la hija del hombre intentó comunicarse varias veces por teléfono con ella, a fin de consultarle el motivo de su ausencia, pero sin éxito. Hasta que este fin de semana la ex empleada la atendió, y le dijo que se encontraba mal de salud, debido a que SU PADRE HABIA INTENTADO ABUSAR DE ELLA.
«Bueno, si mi papá hizo eso andá a denunciarlo», le dijo su propia hija, pero obtuvo como respuesta «No, mejor, ¿cómo podemos arreglar?».
Es por ello que la misma hija del supuesto abusador se presentó en la Comisaría 32 para radicar la denuncia, ya que interpreta que la única intención de la presunta víctima es sacar un rédito económico (imagen ilustrativa).