Tuvo lugar ayer la audiencia pública para considerar la Manifestación de Impacto Ambiental del saneamiento del ex complejo minero fabril Sierra Pintada, por pedido de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial del gobierno de Mendoza.
Al centro de Congresos asistieron unas 500 personas, muchas de las cuales pidieron no solo la remediación de los pasivos, sino el cierre definitivo de la mina.
De este modo, se completan todos los pasos previos a la elaboración de la Declaración de Impacto Ambiental, que establecerá las condiciones ambientales en las que la Comisión Nacional de Energía Atómica desarrollará la remediación de los pasivos ambientales existentes.
Los pasivos generados por el complejo fabril Sierra Pintada, representan una de las deudas ambientales más importantes de Mendoza, cuya solución se ha postergado por más de 30 años. La actual gestión provincial exigió a la Comisión Nacional de Energía Atómica, la remediación ambiental de los residuos contaminantes que se generaron durante los años de operación de la planta y, cumpliendo con los procedimientos correspondientes previos a una Declaración de Impacto Ambiental, convocó a una audiencia pública.
La resolución publicada en el Boletín Oficial, expresa que, en base a lo requerido y atendiendo a los potenciales riesgos de los pasivos ambientales sin gestionar, producto de las actividades mineras y del proceso productivo de concentrado de uranio, acuerda y coincide con el orden de prioridad establecido para la gestión de los mismos y sugiere el tratamiento y gestión inmediata de los pasivos ambientales como agua de cantera y residuos sólidos de disposición transitoria.
Uno de los objetivos principales es tratar el agua de cantera y los residuos sólidos que existen en el lugar. Luego, las colas y los minerales de tratamiento.
“Esta audiencia pública nos encamina a un paso histórico para la Provincia y San Rafael, ya que dará inicio a un saneamiento ambiental que se postergó por más de 30 años. Y este procedimiento brindará a toda la población la seguridad ambiental y sanitaria que les corresponde al ambiente y los habitantes”, expresó el secretario de Ambiente, Humberto Mingorance.
También el funcionario hizo referencia a los rumores que refieren a la explotación minera y aseguró: “Estamos terminando de hacer cosas que otras gestiones no hicieron y hoy lo que estamos impulsando después de tantos años es la remediación ambiental de este complejo, por lo tanto, no haremos una reapertura de la mina”.
En tanto, la directora de Protección Ambiental, Miriam Skalany, expresó: “El proceso de remediación se encuadra en un procedimiento de tratamiento de residuos peligrosos y no un proceso minero”.
¿Qué se hizo hasta ahora?
Luego de discontinuar las actividades productivas, el CMFSR mantuvo los monitoreos ambientales y radiológicos correspondientes. Además, se realizó el mantenimiento, readecuación y construcción de las instalaciones requeridas para proceder a la remediación de los pasivos ambientales y mantener las condiciones ambientales aun cuando el complejo no esté funcionando.
Por otra parte, la Comisión Nacional de Energía Atómica, presentó a la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial, el proyecto “Manifestación general de impacto ambiental – complejo minero fabril San Rafael – etapa de remediación – Fase I”. Esto inició el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) donde participaron la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria (UNCuyo), la Municipalidad de San Rafael, la Municipalidad de General Alvear, la Dirección de Recursos Naturales Renovables, la Dirección de Minería, el Departamento General de Irrigación y la Autoridad Regulatoria Nuclear.
¿Cuáles son los pasivos ambientales en el CMFSR?
La operación del complejo se realizó con la extracción a cielo abierto del mineral de uranio. Durante estas actividades se fueron generando canteras agotadas, rocas estériles y mineral marginal (rocas con muy bajo contenido de uranio). Actualmente, en los huecos de las canteras ingresa agua de lluvia y subterránea que, al estar en contacto con zonas mineralizadas naturalmente, cambian su composición originando lo que se denomina agua de cantera.
Una vez que el mineral fue extraído de las canteras, se procesó en la planta para separar el uranio de las rocas. Durante esta etapa se produjeron colas de mineral, precipitados (producto de la neutralización de los efluentes de planta) y residuos sólidos.
Estos últimos se encuentran en tambores y fueron el resultado del proceso de purificación del Yellow Cake para obtener óxido de uranio de calidad nuclear, llevado a cabo en la Planta de Producción de dióxido de uranio (PPUO2) ubicada en la provincia de Córdoba.
Objetivos de la primera etapa de la remediación ambiental
Lo que incluye esta primera fase es, en primer lugar, la denominada agua de cantera, que se acumula por un valor de casi 1 millón de metros cúbicos. Es producto del proceso de lixiviación del mineral de uranio que produjo efluentes. Los líquidos reciclables eran enviados al denominado “dique pulmón”, desde donde pasaban por bombeo a una planta de neutralización. Una vez neutralizados con cal, se enviaban a las canteras. De acuerdo a la documentación existente, el contenido de uranio supera ampliamente los niveles guía, de ahí la importancia de su tratamiento.
También se incluirá en esta etapa la remediación de 5.223 tambores con residuos que fueron generados en el complejo minero de Córdoba y que a fines de la década del 90 fueron traídos a San Rafael. Son residuos embalados en bolsas de plásticos y contenidos dentro de tambores de 200 litros, que fueron colocados en trincheras. El contenido total de uranio es de 14 mil kilos.
- Mejorar la calidad del agua de cantera minimizando la concentración de uranio, radio y arsénico.
- Gestionar en forma segura y definitiva los residuos sólidos.
- La realización de esta primera etapa muestra un ejemplo de gestión ambiental segura y sostenible de acuerdo a las buenas prácticas nacionales e internacionales que lleva adelante la CNEA.
¿Cómo se controlará el ambiente durante la remediación?
El sitio cuenta con más de cuatro décadas de monitoreo continuo. Durante la etapa de remediación se implementará un exhaustivo programa de vigilancia ambiental para el control del agua superficial y subterránea, el aire, el suelo y la flora.
Todas las acciones del proyecto se desarrollarán aplicando medidas de mitigación preventivas, para evitar la aparición de impactos en el ambiente, y correctivas que buscarán contrarrestar los efectos de los impactos que podrían presentarse.
El proceso de remediación y los parámetros ambientales serán auditados por la Autoridad Regulatoria Nuclear, la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial, a través de la Dirección de Protección Ambiental, el Departamento General de Irrigación y otros organismos de control de la provincia de Mendoza.