Esta tarde, alrededor de las 19:30, una mujer de unos 60 años estacionó su vehículo en una de las primeras dársenas del supermercado VEA de Av. Libertador, precisamente uno de los pocos destinados a embarazadas.
La fémina se bajó del coche y, como casi nunca pasa, un ciudadano (con consciencia social) que había observando la maniobra le dijo: «Señora, usted estacionó en un lugar destinado a embarazadas».
Lejos de sacar el coche de allí, aunque sea por verguenza, el conductor respondió: «Vuelvo en un ratito».
Ese ratito fue aproximadamente una hora, pues el supermercado se encontraba repleto.
Vale decir que su acción no amerita una infracción vial, pues se produjo en un predio privado, donde solamente la empresa tiene la facultad de recriminarle al cliente por su conducta. Sin embargo, su actitud fue repudiable, y explica por que la calidad de vida en nuestra Ciudad se está cayendo a pedazos.
Lamentablemente, el desprecio a las normas de convivencia se hace notar cada vez más.
CONCLUSION
Increíblemente las personas no entienden que los estacionamientos para discapacitados y embarazadas están debidamente designados en un lugar cercano y cómodo para facilitar el acceso.
O mejor dicho, lo entienden, pero NO LES IMPORTA… SU COMODIDAD es más importante que los derechos ajenos.
Esta gente es la misma que, por comodidad, estacionamiento en doble fila, no frena en las esquinas, y acelera cuando la luz se hace amarilla.
Gracias Elías por la foto.