Históricas: Conrado Atencio, aquél maestro*

Maestros
Uno de los objetivos primordiales de quienes fundaron la colonia francesa, lo constituyó el deseo de que la población del futuro representara dentro del territorio sureño una real y efectiva fuente de educación.
Tan solo hemos recordado, a grandes rasgos, un puñado de seres que animados por la fe y el desinterés material abrazaron la enseñanza. Imposible por extensa, sería la mención de los que en la ciudad cabecera departamental y en su vasta región fueron docentes en escuelas o colegios de pueblos menores y zonas semidesérticas o solitarias de la campaña.
A tal número alcanza a quienes de la instrucción hicieron un verdadero apostolado, que orgulloso debe sentirse San Rafael tanto de la cuantía como de la inteligencia y condición humana de sus maestras y maestros.
Nos referimos aquí -englobando en su figura al mundo educativo regional- a un hombre que pervive en la memoria y en el corazón de las viejas generaciones.
Conrado Atencio, cuya imagen, cuya cabeza blanca con frente surcada de profundas arrugas, e indiferente a su vestidura desgastada que al llegar al aula cubría tras colocarse el guardapolvo blanco, constituyó un real símbolo.
¿Cuántos hijos del pueblo serán los que aprendieron de él las primeras nociones de enseñanza? ¿Cuántos años de ancianidad vivió el querido maestro rodeado de libros, cuadernos y pequeños escolares? Y cuando en las postrimerías de su vida se vio forzado al abandono de la escuela que tanto amaba, se refugió en el consuelo del jardín, de las plantas, de las flores, del verde panorama vegetal.
Plenos de amor son los versos del poeta que fue su alumno, al evocarlo: «Porque desatendía la elegancia del mundo/ ya que su veta de oro estaba en lo profundo/ y cuando al fín de su vida la contabilidad/ dijo que no tenía mas que ancianidad/ se solazó en la tierra como buen jardinero/ y entre dulces botánicas siguió su derrotero».
Plena de recuerdos quedaron en lo mas hondo del corazón hasta el fin de su vida, fue la existencia del noble don Conrado, aquel docente que en su condición de maestro de grado integró el plantel educativo de la escuela la Normal Mixta de San Rafael, siendo un muchacho apenas veinteañero.
Era el único varón, junto a las tres maestras que fueron sus grandes compañeras y amigas: María Dolores Henriquez de Bustos, Catalina Bonifacio de Torres Ibañez, y María Isabel Barrios, consagradas con él a la honrosa y patriótica labor de inculcar sabiduría y principios de cultura a los pequeños que luego serían hombres.

* Publicado en el suplemento «Historia, Personajes y Leyendas de San Rafael», de SEMANARIO DEPARTAMENTAL.

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