Casi todos los días el mismo cuadro: Un vehículo color rojo impidiendo el paso de peatones en la tercera cuadra de calle Dorrego.
Pero, lo peor del caso es que el puente ocupado, que obliga a la gente a bajar a la calle para seguir camino, pertenece a la escuela Andrade.
Al parecer, el coche es propiedad de una celadora del establecimiento, que lejos está de saber que significa el respeto al prójimo.
¿Y las autoridades? ¿No dicen nada?