La publicación SEMANARIO DEPARTAMENTAL denunció hace un mes que en la cárcel local los internos tienen en su poder celulares y usan Facebook.
Además, advirtió sobre la gran cantidad de drogas que circula en la penitenciaría, a tal punto que hace algunas semanas falleció un interno de 36 años por sobredosis.
Concretamente, el informe periodístico se concentró en el caso de Pablo Rechi (alias Cebolla), que en 2010 asesinó a balazos a Romina Palacios en barrio Constitución.
En el mismo denunciamos que Rechi tiene en su poder un teléfono Nokia, con el cual se fotografía y sube dichas imágenes a Facebook, desde donde accedería con el mismo celular al que hacemos referencia.
También nos llamó la atención que dentro de su celda tiene un televisor, tal como lo mostramos en la investigación.
NARCOVAGINAS
El director del penal, Ricardo Gatica, había dicho a SEMANARIO DEPARTAMENTAL que hay mujeres que pasan el cacheo con celulares y otros elementos guardados en la vagina.
Por eso no nos llamó la atención que el fin de semana pasado, fuera detenida una mujer de 21 años en la terminal de San Rafael con 300 gramos de marihuana, con el objetivo de ingresarlos a la penitenciaría, donde vive su pareja, un mendocino acusado de infinidad de robos.
¿De qué manera la ingresaría? Fácil, colocándosela dentro del canal vaginal, a través de un tubo u envase similar.
Los policías de Narcocriminalidad ya estaban advertidos de lo que traía la joven a nuestro departamento.
La criminal es oriunda de Guaymallén, y había llegado en un micro de línea.
Sabido es que la droga en la cárcel corre con absoluta normalidad. Los parientes se las arreglan para introducirla, y algunos internos se dedican a venderla, como si se tratara de sachet de champú o cigarrillos sueltos.
Por su parte el «castigo» recibido por la joven de 21 años fue casi irrisorio: el lunes fue dejada en libertad, como si lo que iba a hacer fuera una gracia, una picardía criolla, y no un delito.
Según fuentes policiales, también el sábado se aguardaba la llegada de otras dos mujeres (cuyos maridos también están detenidos en San Rafael), quienes iban a introducir estupefacientes.
Lo expuesto deja en claro que, aunque los controles suelen ser muy rigurosos para las visitas, éstas se las arreglan para pasar drogas, celulares y otros objetos prohibidos dentro del penal de Av. Mitre, preparado originalmente para albergar 150, contra los casi 400 que tiene en la actualidad.