Personal de Policía Federal, con el apoyo del can detector de drogas «Aquiles», estuvo ayer en la nueva terminal mientras llegaban los colectivos provenientes de Buenos Aires.
En un momento, el pastor belga al pasar cerca de un hombre que había descendido de uno de los micros, comenzó a ladrarle, por lo que se procedió a requisarle un morral de mano, donde llevaba un ladrillo con un kilo de cocaína.
Tras ello, la Justicia Federal ordenó ayer una serie de allanamientos en domicilios y oficinas de nuestra ciudad, ya que se comprobó que el hecho guardaría relación con una red de distribución de estupefacientes, dirigida a consumidores de un alto nivel adquisitivo.
Como resultado de dichos allanamientos, se detuvo a tres personas más, entre ellos habría un abogado.
Además, se secuestraron estupefacientes, balanzas digitales, dinero, teléfonos y computadoras.