Yo nací y me crié en esta hermosa ciudad, donde nos jactábamos de su belleza, limpieza, paisajes, veredas amplias y calles arboladas... Que lejos está de ser lo que fue. Es nefasto y triste ver el estado de sus calles, acequias y veredas. Da vergüenza... Ya no vivo más acá, pero vengo con frecuencia, y lejos de ver avances, veo que el deterioro es cada vez mayor. Una ciudad netamente turística, con gente trabajadora y emprendedora merece ser tratada y explotada de otra manera. Ojalá se tome conciencia y hagan algo para poder revertir esta situación (Paula Rodríguez)