A más de 20 años del cierre del complejo minero fabril de Sierra Pintada, comenzaron los trabajos de remediación de los pasivos ambientales que quedaron en el predio donde se extraía y procesaba uranio para las centrales nucleares del país, hasta fines de la década de los ’90.
Si bien hasta ahora el monitoreo ambiental y radiológico que se realiza periódicamente, arrojaba resultados dentro de los valores naturales de la zona, la posible existencia de materiales nocivos para la salud mantuvo en alerta a los vecinos que reclamaron año tras años una solución.
El primer día de octubre de 2019, la Comisión Nacional de Energía Atómica inició la tarea. Para esto, previamente había presentado una Manifestación General de Impacto Ambiental con un diagnóstico de la situación de la zona fundamentado en observaciones de campo y estudios y mediciones científicas. La propuesta del organismo nacional también incluyó, tal como ordenan las leyes de la provincia, un detalle de las acciones previstas para la remediación y el correspondiente cronograma.
Posteriormente, la manifestación fue sometida a un riguroso proceso de evaluación en el que intervinieron organismos científicos y técnicos con competencia en el tema; una audiencia pública en donde se escucharon las opiniones de expertos, profesionales y vecinos, para así llegar a la última instancia: la Declaración de Impacto Ambiental mediante la cual, la Provincia autorizó la realización del trabajo que será auditado por la Autoridad Regulatoria Nuclear de la Nación, la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria de la Uncuyo y los organismos de control competentes de la Provincia.
El proceso de remediación requerirá tiempo y abarcará un tratamiento diferenciado para los residuos líquidos (el agua que se ha acumulado durante estos años en las canteras donde se extraía el mineral) y para los sólidos (los restos del mineral que se precipitaban en el procedimiento de separación de la roca y los objetos que se utilizaban entonces).
El agua se conducirá desde la cantera hacia la planta donde se le extraerá el uranio, el que luego será envasado y acopiado temporariamente dentro del predio. Posteriormente, se transferirá a otra planta para gestionar el radio y el arsénico.
El material precipitado resultante se dispondrá finalmente en un dique acondicionado especialmente con múltiples barreras de protección y el agua, ya libre de los minerales, se utilizará para riego en un área habilitada y monitoreada dentro del predio.
En tanto, los residuos sólidos, dispuestos con anterioridad en tambores, serán transportados hacia la Planta de Tratamiento.
Estos recipientes serán manipulados y tratados en forma adecuada, para lo que se diseñó un dispositivo para su apertura segura. Los residuos contenidos se lavarán con agua de cantera y el uranio se extraerá fijándolo en columnas con resinas específicas. Posteriormente será envasado y acopiado temporariamente dentro del predio. Los efluentes generados en este proceso se conducirán al dique de disposición final.